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Actualizado: 05 ene 2019 / 12:53 h.
  • Volver una y otra vez a este lugar mágico para reencontrarse con la niñez

El director japonés Hayao Miyazaki está considerado como uno de los grandes maestros de la historia del cine. Sus películas han merecido el aplauso de la industria y la admiración de crítica y público. Sus primeros trabajos tienen una fuerte repercusión en su país y no será hasta el año 2001 cuando salte a nivel internacional con la alucinante El viaje de Chihiro, Oso de Oro en Berlín y Óscar a la mejor película de animación al año siguiente. A nivel nacional fue el Festival de Cine Fantástico de Sitges quien se esmeró en dar a conocer su filmografía. Eso sí, sin la fortuna de que ninguna empresa española se hiciese con los derechos para su distribución. Salvo Porco Rosso (1992) que si se pudo ver en salas, el resto se lanzó tiempo más tarde en formato DVD y pasados unos años alguna de ellas consiguió estrenarse en cines. Son los casos de Nausicäa del Valle del Viento (1984), El castillo en el cielo (1986), Nicky, la aprendiz de bruja (1989), La princesa Mononoke (1997) o esta Mi amigo Totoro (1988), delicia que vuelve con todos los honores a las salas con motivo de su treinta aniversario

La historia del profesor universitario Tatsuo Kusakabe y sus dos hijas, Satsuki y Mei cuando se trasladan a una antigua residencia rural para estar más cerca del hospital donde está ingresada su madre, le sirve a Miyazaki para elaborar una de las historias más tiernas y emocionantes sobre los misterios que se enhebran y se revelan en la infancia. Para ello Miyazaki idea un espacio en el que perdura la suspensión del tiempo y en el que el juego, el descubrimiento, los miedos y las fantasías se funden con el misterio de la vida. Un trayecto alucinante e ingenioso en el que se experimenta y se vive en contacto con la naturaleza y desde la más pura esencia. Un lugar mágico en el que un paraguas tiene la capacidad de fusionar imaginación con sentimientos.

Visualmente adopta los modos del animé y posee un llamativo diseño al que no le falta detalle, empezando por los llamativos créditos del inicio, la canción que le acompaña, la música del compositor Joe Hisaishi y unos eficaces efectos sonoros que completan un estupendo dibujo. Por otro lado, destacar que sobresale la perfecta construcción de los personajes. Así, encontramos que las niñas son adorables, valientes, osadas y aventureras, el padre generoso, la vecina solidaria, el joven vecino tímido y Totoro encantador.

Crítica CINE à José Serrano Rodríguez

Mi vecino Totoro ****

Japón 1988 86 min.

Dirección Hayao Miyazaki

Animación