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Actualizado: 13 jul 2018 / 20:24 h.
  • #GraciasRubén. / RBB
    #GraciasRubén. / RBB

Los romances, por norma general, suelen tener un principio y un punto final. Están los que acaban bien y los que terminan de manera trágica. La historia de Rubén Castro y el Betis podría catalogarse de la primera manera, a pesar de las desavenencias de los últimos tiempos entre la directiva y el ariete. Rubo, como le llaman los que hasta hace unas horas eran sus compañeros de vestuario, no ha podido elegir mejor momento para abandonar la nave verdiblanca, dejando al equipo en Europa aunque sus participaciones durante la segunda parte del campeonato (llegó en invierno tras una cesión en China) no tuvieran el rendimiento que se esperaba de él.

Pero el legado que deja el canario va mucho más allá, porque pocos jugadores han demostrado tanto compromiso, profesionalidad y creencia en un equipo que, durante gran parte de su estancia, parecía que no iba a levantar cabeza. Cuando aterrizó en Heliópolis en el año 2010, pocos podían llegar a vislumbrar lo que terminaría siendo el 24 ocho temporadas después. Porque llegó sin hacer ruido y se ha marchado como uno de los jugadores que más impacto han causado en los más de 110 años de vida de la entidad bética.

Ha demostrado fuerza y entereza no sólo en el terreno de juego, pues fuera de él ha sido vilipendiado, machacado e incluso sentenciado como culpable, antes de ser juzgado, por gran parte de la prensa capitalina cuando fue acusado por su ex pareja de malos tratos, hecho del que finalmente salió absuelto. Él, sin embargo, siguió a lo suyo y haciendo lo que mejor se le da: hacer goles.

Porque cuando se pronuncia el nombre de Rubén Castro indudablemente va aparejada la palabra gol, porque Rubén es eso mismo, ha cumplido con el cometido por el que fue fichado a la perfección. Hasta tal punto que se desliga del Betis siendo el máximo goleador histórico del club con 148 goles en todas las competiciones, que ya es decir. Le quedará ese pequeño lunar de no haber podido ser el máximo goleador de la entidad en Primera división y superar a otro mito como es Poli Rincón.

Pero este hecho quedará en un segundo plano si echamos la vista a sus impresionantes números y récords con el conjunto de Heliópolis, donde se ha erigido como máximo goleador verdiblanco en Segunda con 59 goles. Además es el único jugador bético con 18 goles o más en dos temporadas distintas (18 en la 2012/13 y 19 en la 2015/2016) y jugador más veterano del club que anota en la máxima categoría, cuando le marcó al Leganés su único tanto de esta temporada y último con la elástica verdiblanca, con una edad de 36 años, 10 meses y 25 días.

Para darle más lustre a su carrera en el Benito Villamarín hay que apuntar que es también el máximo goleador en la Copa del Rey con 10 dianas y el jugador del Betis que más jornadas consecutivas ha visto puerta, cuando encadenó siete jornadas (12 goles) durante la temporada 2014/15 en la categoría de plata.

Pone así fin a una carrera exitosa defendiendo el escudo de las Trece Barras, porque ha sido, junto a Adán, el principal artífice de lo que es en estos momentos la entidad y lo que aspira a ser en un futuro no muy lejano, porque cuando nadie quería mancharse los pantalones ante la inestabilidad tanto financiera como deportiva del club, él se los remangó y comenzó a poner los cimientos que sostienen a este nuevo Betis. Volverá a la que es su casa, Las Palmas, sabiendo que en el Villamarín ha dejado un legado imborrable y digno de los que pasan a los anales de historia de los clubes y sabiendo que le espera un partido homenaje entre los dos equipos de su vida, en donde posiblemente juegue una parte con cada uno. Gracias Rubén.