En busca de igualar su récord absoluto de seis victorias consecutivas en Primera, un registro que estableció hace más de medio siglo (59-60), y el de cinco jornadas seguidas sin encajar un gol también en la máxima categoría, que data de la 94-95, el Betis recibe hoy a la UD Las Palmas, el equipo que en su día abrió la puerta de la Liga a Quique Setién y que ahora casi cierra la tabla. Lo emocional y lo clasificatorio se entremezclan con más detalles, como los 31 puntos de distancia entre uno y otro, la formidable racha verdiblanca o la pésima serie canaria. En plena semana de fiesta por lo que ocurre en el Real y de euforia por lo que hace el Betis, es comprensible que el aficionado entienda que el compromiso no es a priori el más difícil del mundo. Que el profesional piense lo mismo es otra historia... y un error. Si los verdiblancos se permiten un exceso de confianza, arriesgarán su gran momento y sus opciones europeas. Mentalizarse en la línea que apuntó su entrenador («espero no tener que cambiar a nadie en el minuto 15») parece una opción mucho más sensata. Confianzas, cero; autoconfianza, toda.
Está el Betis para tocarle las palmas y el calendario debe de estar de acuerdo porque ha hecho que este fin de semana de Feria, en efecto, le toque Las Palmas. Los heliopolitanos reciben a la UD en una coyuntura inmejorable y su objetivo es precisamente llevar la contraria a ese adjetivo y agrandar su racha a un seis de seis que lo consolidaría un poco más en la quinta plaza y abriría un hueco de siete puntos respecto al séptimo. El estado de forma futbolística y mental del Betis es inversamente proporcional al de su oponente, sumido en un agujero negro que dura ya diez jornadas (cuatro empates y seis derrotas) y que lo tiene a diez puntos de la salvación con apenas dieciocho en juego. El conjunto amarillo, además, ha obtenido un único triunfo lejos de su estadio, y fue en septiembre (1-3 en Málaga), sin olvidar que su portería es la segunda más goleada del campeonato (64 tantos en contra).
Lejos de dejarse llevar por estos contrastes o el indudable «cariño» que le tiene a su antigua casa, Setién conserva un discurso prudente, con constantes recordatorios a la presión que ahora sí tienen sus futbolistas y él mismo. El dato objetivo, sin embargo, es que todo marcha a las mil maravillas. De hecho, incluso podría repetir el once casi íntegro de Montilivi. La lógica y la racha invitan a pensar que la única modificación será la de Amat por el sancionado Javi García, aunque tampoco hay por qué descartar que, con tres partidos en una semana y el siguiente en menos de 72 horas, el míster introduzca más variaciones, por ejemplo a Boudebouz. Por lo demás, Francis continúa de baja y habrá que ver si Rubén Castro entra en la lista. Pero así está el Betis, tan bien que la posible no presencia de su máximo goleador histórico contra su exequipo no generará ni animadversión ni polémica.
En las filas visitantes, Paco Jémez recupera al central Gálvez y al lateral Míchel Macedo pero sigue teniendo las ausencias de Bigas, Peñalba, el exbético Momo y Emenike.
