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Actualizado: 26 nov 2017 / 13:27 h.
  • Tello y Sanabria, tras el 2-2. / Manuel Gómez
    Tello y Sanabria, tras el 2-2. / Manuel Gómez

El Betis de Quique Setién continúa atascado en medio de un túnel cuyo final no vislumbra por ningún sitio. Y no cabe duda, por mucho que lograse un punto que rozó lo milagroso ante el Girona. Hablar de puntuar de esa manera, con un gol en el 95’ frente a un recién ascendido, ya dice bastante del bache. Que su adversario fuese mejor, se defendiese con más sensatez y tratase el balón con más criterio, también. El beticismo, que no es tonto, se dio cuenta desde el principio al final y ni siquiera ese empate de Tello fuera de hora atenuó su enfado. Porque no es el partido del Girona, es esa serie de siete encuentros en los que los suyos juegan a nada o casi nada. Los rivales le han cogido el truco y ellos no evolucionan, así de claro.

Setién alineó un once novedoso, con hombres como Rafa Navarro, Tosca o Boudebouz, sin olvidar el retorno de Guardado, pero los cambios no modificaron la esencia de todo lo malo que ha estado haciendo el equipo en las últimas semanas. El pecado más determinante es la endeblez defensiva. Dicho y hecho: en el 2’, Stuani avanzó hasta la frontal sin que nadie lo molestase. Su chut no fue un problema para Adán, pero el precedente ya estaba sentado. Otro error del sistema: la dificultad para superar la primera línea de presión del rival. Pues dicho y hecho también: el Girona empleó al delantero y sus dos alas y sólo eso bastó para asfixiar a Javi García. A ese panorama hay que añadir la pobrísima puesta en escena de los responsables de hacer circular la pelota: Boudebouz, Camarasa, Guardado... El mexicano, que hace dos meses era el paradigma de la clarividencia, perpetró una primera mitad para olvidar. Disfrutó de las dos mejores ocasiones, sendos manos a mano con Bono, pero en uno chutó al muñeco y en otro se atoró con el balón y acabó intentando una vaselina fallida. Luego sí envió un gran pase a Sergio León, pero el meta le tapó los huecos.

Un pequeño tramo posterior a la media hora fue el único digerible por parte del Betis. Coincidió con cierta mejoría de Boudebouz y Camarasa, pero sobre todo con la pitada que le propinó su hinchada. En todo caso, el Girona no se descompuso. Firme sobre el césped con tres centrales, dos laterales de largo recorrido y mucho peligro cada vez que Portu pedía la vez, ya había avisado a Adán precisamente en un chut del extremo derecho en otro lance sintomático, una pérdida de Guardado fruto de esa presión adelantada. En la penúltima jugada del primer tiempo sí encontró el gol tras una pifia de Tosca. Antes había habido falta de Stuani a Javi García delante del árbitro.

El Betis no se enteró de que debía remontar un 0-1 hasta pasados veinticinco minutos del segundo tiempo. Ni siquiera las abundantes y sonoras protestas de la grada lo incitaron a hacer algo al respecto. El Girona, como es lógico, siguió a lo suyo: orden atrás, sangre fría en el centro y velocidad y verticalidad cada vez que la pelota llegaba a los extremos. Stuani forzó pronto a Adán a sacar la manopla, pero el culmen de la superioridad gerundense fue una jugada con tres remates consecutivos, tres, dos repelidos por Adán y otro alto. En medio de la nada futbolística que era el Betis, su único peligro provino de una internada de Durmisi y un derechazo del recién entrado Tello que rechazó Bono. Todo lo demás era desquiciamiento y juego directo. Habría que ver lo que estaría pensando su míster, que por cierto metió a Fabián, pasó a Amat al lateral y retrasó a Javi García.

En vista del panorama, o el Betis marcaba a balón parado o no marcaba, porque no estaba para crear ninguna jugada de mérito. Y así fue. Guardado, seguramente el mejor de la segunda mitad, halló a Sanabria y Sanabria halló una falta en el semicírculo que el mexicano mandó a la red. Faltaban cinco minutos y el choque se dirigía hacia un final inesperado. El Girona, aparentemente a merced del Betis sólo en ese tramo final, se topó sin embargo con el 1-2 en una galopada de Mojica y un favor de Durmisi a Portu en la misma cara de Adán. Era el minuto 93. El árbitro había dado cuatro de prolongación, pero el Girona tardó una eternidad en regresar a su campo y claro, Del Cerro dejó un último ataque al Betis. Y lo que es el fútbol: en medio de la atronadora protesta del Villamarín, el Betis sacó de centro, Durmisi colgó el balón al área, Tello lo bajó con el pecho y en medio segundo se inventó un gran regate y un mejor zurdazo que superó a Bono.

PD. A pesar del empate, el beticismo no perdonó a su equipo. Por si alguien dudaba de su nivel de exigencia...

REAL BETIS: Adán; Rafa Navarro (Fabián, m. 81), Amat, Tosca, Durmisi; Javi García; Boudebouz (Tello, m. 60), Camarasa (Sanabria, m. 60), Guardado, Joaquín; y Sergio León.

GIRONA FC: Bono; Maffeo, Ramalho, Juanpe, Muniesa, Aday Benítez (Mojica, m. 65); Portu, Álex Granell, Timor (Douglas Luiz, m. 55), Borja García (Aleix García, m. 91); y Stuani.

Goles: 0-1, m. 45: Portu. 1-1, m. 85: Guardado. 1-2, m. 93: Portu. 2-2, m. 95: Tello.

Árbitro: Del Cerro Grande (Comité Madrileño). Amonestó a Granell (83’), Durmisi (86’) y Javi García (87’).

Incidencias: partido de la 13ª jornada de Liga, disputado en el estadio Benito Villamarín ante 45.681 espectadores.