El FC Barcelona se ha visto sorprendido este domingo por el Real Betis en el Camp Nou (3-4) para ceder su primera derrota en casa en LaLiga Santander, en un partido en el que el conjunto de Quique Setién tumbó al líder con sus mismas armas y tras una actuación impecable y sin complejos para romper una racha de cuatro jornadas sin ganar.
El planteamiento del técnico cántabro dio sus frutos en una primera parte en la que los andaluces amarraron una cómoda ventaja (0-2). El Barça, siempre a remolque, buscó la remontada con el 1-2, el 2-3 e incluso el 3-4, pero el cuadro verdiblanco ató su primera victoria en 20 años en liga en el Camp Nou, que premió el partido de sus rivales ovacionando los cambios de Lo Celso y Joaquín.
Después de cinco partidos de ausencia, el argentino Leo Messi regresaba al campo como titular, y Malcom encontraba su oportunidad en el once mientras el 'castigado' Ousmane Dembélé observaba el encuentro desde la grada. Sergio Canales, por su parte, se quedaba en el banquillo visitante de inicio.
En un duelo por el control del balón en el coliseo azulgrana, Quique Setién planteó una marca al hombre en todo el campo, con Giovanni Lo Celso y Loren presionando arriba para impedir que el cuadro catalán pudiese salir con facilidad. Aún así, en el primer minuto Messi avisó de su regreso en un disparo cruzado tras un centro de Malcom.
A pesar de todo, el conjunto bético no se sintió intimidado y a punto estuvo de abrir el marcador en el minuto 6, cuando Lo Celso asistió para Joaquín, que solo ante Ter Stegen mandó el balón a las nubes. No falló, sin embargo, el lateral Junior Firpo poco después, en una acción de contraataque en la que se plantó ante Sergi Roberto, le recortó a la perfección y batió con un disparo raso al guardameta culé (min.19).
La reacción azulgrana, que obligó a una providencial mano de Pau López tras un remate de Lenglet (min.24), se diluyó pronto en un aplastante control verdiblanco. Antes de la media hora, Ter Stegen desbarató milagrosamente un disparo a bocajarro de Tello, pero el Betis ya había olido la sangre.