Es 27 de enero y el Betis sigue sin hacer oficial ningún fichaje, aunque moverse se está moviendo. Otra cosa es la diligencia o la rapidez con que lo haga. Por un lado, Leandro Damiao sigue en Sevilla, pero ni se entrena a las órdenes de Juan Merino ni ha sido anunciado como corresponde con cada futbolista que llega al club. Por otro, Eduardo Maciá y compañía buscan un lateral derecho que ocupe la plaza del lesionado Piccini y se les ha puesto a tiro una vieja aspiración bética: Martín Montoya.
Damiao llegó el lunes a Sevilla y pasó ayer el reconocimiento médico. El siguiente paso debería ser su confirmación oficial como primer refuerzo invernal en Heliópolis, pero el anuncio se está retrasando. Un motivo es que el Betis necesita liberar la ficha de extracomunitario que ocupa Tarek. Otro está en Brasil. En enero de 2015, el delantero denunció su contrato con el Santos en los juzgados por impago de tres meses de salario. En diciembre, el Tribunal Superior del Trabajo (TST) dio la razón al futbolista y lo liberó de su vínculo con el Santos, pero a principios de 2016, el Tribunal Regional del Trabajo (TRT) de Sao Paulo obligó al futbolista o al equipo que lo contratase a indemnizar al Santos con la friolera de 200 millones de euros, que era su cláusula de rescisión para el fútbol europeo. Pocos días después, cuando el Santos esperaba que el jugador regresase a su disciplina, el TST volvió a rectificar la sentencia del TRT y volvió a fallar a favor de Damiao. El Betis, como es natural, quiere cerciorarse de que es así y de que el Santos no tiene ningún derecho sobre el futbolista antes de integrarlo en su nómina.
