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Actualizado: 13 mar 2017 / 18:32 h.
  • Adán protesta a Del Cerro Grande el penalti del Betis-Granada (2-2). Durmisi y Petros no se lo explican / Manuel Gómez
    Adán protesta a Del Cerro Grande el penalti del Betis-Granada (2-2). Durmisi y Petros no se lo explican / Manuel Gómez

La temporada no está siendo la mejor posible para el Betis desde varios puntos de vista. El clave, el deportivo, depende de su rendimiento y no parece procedente pensar que se merece una posición mucho mejor que la decimocuarta que ocupa. Pero tras su derrota ante el Real Madrid vale la pena detenerse en otra perspectiva ajena a su capacidad o incapacidad para jugar mejor o peor: la arbitral. Tampoco está siendo un buen curso para los verdiblancos bajo ese prisma. Su relación con los colegiados, de hecho, es muy mejorable. He aquí un pequeño repaso de lo que les han quitado... y también de lo que les han dado.

La primera crisis tardó poco en llegar. Jornada 2ª, Betis-Deportivo (0-0). El Betis reclamó un penalti a Pezzella en un saque de esquina y otro de Mosquera por mano. No fueron jugadas tan claras como las que protestó el Betis dos jornadas más tarde, ante el Granada (2-2). Aquella noche, Del Cerro Grande pitó un penalti de Adán (que detuvo la pena máxima) en el que concurrieron dos agravantes: 1) el meta tocó el balón; y 2) la jugada provenía de un contragolpe que empezó con una mano de un futbolista del Granada. Después no señaló penalti por una caída de Felipe Gutiérrez en el área. Competición invalidó la amarilla que vio el chileno.

El siguiente episodio llegó en el derbi del Sánchez-Pizjuán. Ganó el Sevilla (1-0) y un asistente de Estrada Fernández señaló un fuera de juego inexistente de Rubén Castro en la jugada del gol de Álex Alegría. El Sevilla reclamó un penalti de Pezzella a Iborra y una roja para Bruno por una aparatosa falta, igual que el Betis pidió la expulsión de Nasri, que ya con una amarilla dio un pisotón a Petros.

En la 8ª jornada, el Betis hizo el ridículo ante el Real Madrid (1-6), así que el claro fuera de juego de Marcelo en el 0-3 fue irrelevante. No puede decirse lo mismo de la injusta expulsión de Piccini en Eibar (13ª jornada, 3-1), además en el minuto 16. En la 16ª jornada, ante el Alavés (1-0), Dani Ceballos reclamó un penalti de Laguardia. El Betis jugó muy mal aquel día, aunque el lance pareció digno de los once metros.

En la 20ª jornada, en su mejor actuación de la temporada, el Betis empató con el Barcelona (1-1) y recibió el mayor de los favores arbitrales de que ha disfrutado este año. Con 1-0, Neymar remató a gol y Mandi despejó in extremis. El balón había entrado con claridad. En la 22ª, en el 0-0 casero con el Valencia, volvió a ser beneficiado... y perjudicado: Pezzella hizo un penalti bastante visible al desviar con el brazo un remate de Montoya, que a su vez cometió otro sobre Dani Ceballos. Trujillo Suárez no se enteró de ninguno.

El grueso de la indignación del Betis con el estamento de negro se debe a la acumulación de fallos adversos en tres de las cinco últimas jornadas, en un margen de sólo dos semanas. En la 24ª, de nuevo en el derbi y de nuevo con Del Cerro Grande, el Betis cayó por un gol de Iborra en una jugada que nació de un fuera de juego de N’Zonzi. En el duelo aplazado de la 21ª jornada, en Riazor, el Deportivo empató in extremis (1-1) gracias a un penalti más que discutible de Pezzella a Borges. Y acto seguido, cuatro días más tarde, llegó el Betis al Bernabéu y se encontró con que Mateu Lahoz no expulsaba a Keylor Navas en un lance que no admitía duda, como la postrera no roja de Marcelo, que con una amarilla recién recibida agarró a Dani Ceballos camino del área. Mucho antes, Carvajal había ejecutado una extraña carga contra Sanabria que otro árbitro podría haber considerado penalti y Cristiano había reivindicado como legal un gol invalidado por fuera de juego previo.