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Actualizado: 22 abr 2018 / 23:59 h.
  • Los jugadores, agradeciendo el apoyo de los aficionados que acudieron al encuentro. / Kiko Huesca (Efe)
    Los jugadores, agradeciendo el apoyo de los aficionados que acudieron al encuentro. / Kiko Huesca (Efe)

El Betis superó con éxito la dura prueba que tenía este fin de semana, nada menos que medir sus fuerzas con el Atlético de Madrid en un Wanda Metropolitano inexpugnable en lo que va de Liga. El equipo de Diego Pablo Simeone presenta ante su afición una estadística reveladora: diez victorias, un empate y tan sólo un gol encajado en sus once últimos encuentros. Pese a ello, el conjunto de Quique Setién no sólo logró salir airoso del estadio colchonero sino que incluso pudo llevarse la victoria. Al final, tablas y valioso punto en la carrera por lograr una plaza en la próxima edición de la Europa League demostrando que la serie actual de seis victorias consecutivas a la que se suma el empate de este domingo tiene una base muy sólida.

En campos como el del Atlético es imprescindible demostrar algo: personalidad. Y fue justo lo que sacaron a relucir los verdiblancos, luchando siempre hasta conseguir mantener su portería a cero incluso con el hándicap de la lesión de Dani Giménez, y generando ocasiones para aspirar a llevarse la victoria. Faltó el acierto arriba, lo mismo que al conjunto colchonero en un duelo de poder a poder, en un duelo entre dos equipos que sabían a qué jugaban y que exprimieron su estilo con tal de doblegar al otro.

Hay Betis más allá de las rachas. No hay rachas eternas pero ahora sí se ven argumentos sólidos para superar las adversidades el día que los resultados no sonrían. Todo equipo pasa por momentos y este Betis no es una excepción. Lo principal es que esa personalidad que demostró este domingo en el Wanda Metropolitano ante uno de los rivales más exigentes de cuantos existen le permitió dejar a las claras que esto va muy en serio y que la clasificación para la Europa League será un merecido premio, premio a la fe en un estilo, en un proyecto más allá de sus altibajos, de sus momentos. Ahora, falta rubricar esa clasificación y dar con ella una gran alegría al beticismo, orgulloso de ver a su equipo competir y luchar por derecho en el inexpugnable feudo colchonero. El camino está trazado y la solidez del proyecto crece día a día imparable.