Sus abuelas le distinguían en la tele a la primera. El boom de las botas blancas de Alfonso Pérez Muñoz entre la juventud cumple 25 años. Las estrenó un poco antes, pero el auténtico trampolín de ventas fue en 1998. Pionero en usar botas de colores, luego le siguió con las rojas Fernando Morientes. En el 2023 es habitual ver calzado multicolor, pero entonces aquello fue un enorme desafío.
En una entrevista con EFE, Alfonso y Jesús Martínez, exdirector de marketing y ahora responsable de expansión de Joma en América Latina, conversan sobre la atmósfera y el atrevimiento de revolucionar el fútbol con aquella apuesta histórica. Hasta entonces, las botas eran siempre negras.
La historia de éxito cimentó una estrecha relación que se mantiene en el tiempo. «Fructuoso López, el fundador de la empresa, pensó que debíamos darle un toque de color a la pared de la tienda porque vender botas negras era muy monótono. Innovó e hizo las botas blancas con la idea de progresar en el color. En aquel momento suponía cierto rechazo por parte de las tiendas porque decían que nadie jugaba con botas blancas», indica Jesús Martínez.
«Nos pusimos a buscar a alguien que las llevara y dentro de los jugadores que teníamos el de mayor proyección era Alfonso. Un día le pregunté si se atrevía a ponérselas y le dije que nos jugábamos una comida a que no tenía agallas para hacerlo. Se las puso», añade.
A su lado, Alfonso explica lo que supuso esa decisión: «Eran de piel de canguro, súper cómodas. Solamente variaba el color. Era el único que las llevaba y resaltaba en cualquier jugada, en cualquier repetición de la tele. Mis abuelas, que veían mis partidos, enseguida detectaban dónde estaba».
«Para mí lo peor fueron ciertas críticas de algunos periodistas. Además a Javier Clemente, el seleccionador, no le hacían ni pizca de gracia y me decía en plan jocoso que los defensas me veían más de refilón cuando cogía el balón. Pero seguí con esa apuesta personal de llevarlas, estaba cómodo. Joma apostó por mi desde muy joven y fuimos juntos hasta que acabé mi carrera», apunta.
El delantero estaba de moda. Y goles como el mítico que anotó para que España derrotara en el descuento por 3-4 a Yugoslavia en la fase de grupos de la Eurocopa del año 2000 y alcanzase las eliminatorias en el torneo, se convirtieron en el mejor escaparate para un producto que fue revolucionario.
«En el 98 hay una aceptación por la parte joven, los niños pequeños aceptan el color. Sale la bota blanca y a partir de ahí se incorporan nuevos colores como el rojo, el verde... abrimos un abanico que perdura hasta ahora. En el 98, 99 y 2000 fue una explosión, era una locura. En aquel momento, y hasta el año 2003, éramos la primera o segunda marca que más botas vendía en España», relata Martínez.
«Fuimos pioneros porque fuimos los que más arriesgamos. Fructuoso apostó, la jugada fue bien, y dio un giro en el sector del fútbol. Las botas han evolucionado mucho en cuanto a colorido y calidad de componentes pero en aquel momento teníamos herramientas naturales que teníamos que adaptar y revolucionamos. Fue importante. Después de eso vinieron muchas marcas más», afirma.