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Actualizado: 26 feb 2018 / 18:07 h.
  • Levante-Betis: otra semana en busca del gran salto

El Betis regresa esta noche al estadio Ciutat de Valencia, en el barrio valenciano de Orriols. Allí mismo, ni cinco años ha, el 1 de junio de 2013, consiguió algo que, en vista de lo poco bueno que ha ocurrido en Heliópolis desde entonces, parece mucho más lejano en el tiempo. Pero no, ni un lustro ha transcurrido. Y lo que sucedió es que el equipo verdiblanco se clasificó para Europa por última vez en su historia. Después, lo de casi siempre: un descenso inmediato y fulminante, un ascenso y dos temporadas dignas de esa expresión tan española que es ‘ni fu ni fa’. En la tercera, que no tiene por qué ser la vencida, el Betis vuelve a perseguir ese sueño continental. Para alcanzarlo debe ganar a rivales como el Levante, que trece puntos más abajo intenta huir del antepenúltimo.

Esa es la teoría. En la práctica, la escuadra de Quique Setién ofrece versiones tan antagónicas y contradictorias dentro de un mismo partido que resulta imposible calificarlo como equipo fiable, regular... o favorito para triunfar en un encuentro así. Gana bastante más que otros años, cierto, pero también pierde al mismo ritmo que en esos mismos años de escaso lucimiento clasificatorio. A veces ataca tan bien como mal defiende y por eso es undécimo, aunque de nuevo dispone de la posibilidad de subir a la séptima plaza en caso de victoria. Ocurrió antes de que se enfrentara al Real Madrid y se repite ocho días después. Eso significa que la velocidad de quienes participan en esa pugna no es especialmente alta. Tampoco lo es la de los verdiblancos, que apenas han enlazado dos series de dos o más triunfos consecutivos.

La visita al Levante es el primer capítulo de una semana intensísima (tres partidos en seis días) que para los heliopolitanos acabará como ha empezado, con un viaje a Valencia. Una buena serie podría al fin colocar al Betis en la pauta correcta de cara al último tercio de Liga. Una mala, lógicamente, equivaldría a todo lo contrario. La tercera opción, la de una semana a tono con el resto del ejercicio, no aclararía grandes cosas, la verdad.

Setién voló ayer a la ciudad del Turia, La Malvarrosa y las Fallas con dieciocho jugadores. Entre ellos está Rubén Castro, que deja atrás dos jornadas de ausencia, pero no Guardado ni Amat, de baja por distintas molestias físicas. Sin uno de sus titulares indiscutibles y sin uno de los tres centrales natos que le quedan en la plantilla, la duda es si el técnico mantendrá ese 3-1-4-2 o repescará el antiguo y clásico 4-1-4-1. También podría centrar a Junior y colocarlo junto a Mandi y Bartra (el chaval ya ha jugado alguna vez en esa posición en el filial) para que Durmisi recobre la titularidad. O cambiar de delantero (Sergio León viene de marcar al Madrid) y sacrificar a Loren para a su vez devolver el sitio a Tello. Hay muchas posibles variantes y un fin inamovible, más allá de jugar bien al fútbol: mantener la eficacia ofensiva y construir un tejido defensivo serio que dificulte la tarea al tercer peor ataque de la Liga (21 goles a favor).

El Levante, a todo esto, acumula doce jornadas sin ganar, así que el partido es no apto para béticos supersticiosos. ¿El conjunto granota resucitará a la decimotercera ante el equipo de las trece barras? Buena pregunta. El conjunto de Juan Ramón López Muñiz llegó invicto al Villamarín en la primera vuelta, pero de allí salió escaldado (4-0) y desde ese día sólo ha ganado un encuentro. El entrenador, hace poco aclamado por un ascenso vertiginoso y autoritario, vive ahora el otro lado del fútbol y viene de ser ratificado por su presidente. A priori, contexto propicio para el Betis, pero lo importante, como todo en la vida, no es la teoría sino la práctica.