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Actualizado: 22 may 2018 / 21:32 h.
  • Un Betis muy próximo al que se merecen los béticos, por fin
    La celebración de uno de los goles de una de las victorias más importantes de la campaña, el 3-5 del derbi / Manuel Gómez

Cinco años después, el Betis vuelve a dar una alegría de verdad a su afición. Durante casi una década y media, desde aquella histórica temporada en la que ganó la Copa del Rey, acabó la Liga en el cuarto puesto y se clasificó para la Liga de Campeones, el beticismo ha estado tan por encima de su equipo y sus dirigentes que dos de sus tres mayores alegrías, más allá de días puntuales (victorias en derbis, el 1-0 contra el Chelsea en la Champions...), estuvieron relacionadas con dos ascensos a Primera. Estos hitos, por llamarlos de algún modo, implican que también hubo dos descensos, lógicamente. La excepción fue la clasificación para la Liga Europa al final de la 2012-13. Pero volvió Lorenzo Serra Ferrer, llegó Quique Setién y entre ambos montaron un Betis que sí se aproxima al que se merecen los béticos: un Betis capaz de jugar bien al fútbol, un Betis ganador, un Betis carismático. En resumen, un nuevo EuroBetis.

Elegir una única clave o personalizar el éxito de este Betis 17-18 sería incorrecto. Ni la clave fue que los verdiblancos tuviesen por fin una identidad futbolística ni el éxito es achacable sólo a Setién, a Serra... o a Bartra, cuyo fichaje dibujó un antes y un después, sin duda. También puede atribuirse el mismo valor a la incorporación de Loren o Junior, la enorme evolución de futbolistas como Fabián o Mandi, la sostenida aportación goleadora de Sergio León, el omnipresente liderazgo de Joaquín... Y así hasta lograr que este extenso análisis se quede chico. Todo sumó. El logro habría sido imposible de no ser así.

El Betis que retorna a Europa, tras cinco años de ausencia que incluyeron el desmantelamiento de la plantilla que lo consiguió y el inmediato descenso a Segunda, ha batido récords y protagonizado hechos inéditos durante un camino que también ha estado trufado de irregularidad, goleadas en contra, dudas sobre la filosofía, lesiones (Sanabria, Feddal, Boudebouz, Adán...) y algún que otro varapalo incomprensible (Cádiz). El Betis de Setién no sólo devuelve Europa a su afición. El Betis de Setién también ha sido el primero en ganar en el Bernabéu después de diecinueve años sin conseguirlo; el primero en ganar un derbi liguero después de diez partidos de rivalidad sin hacerlo; el primero en enlazar seis jornadas consecutivas sin encajar un gol... y el primero en meter 45.000 espectadores por sistema en el Villamarín una jornada tras otra.

La trayectoria de esta primera edición del Betis a las órdenes de Setién no ha sido precisamente regular. Empezó perdiendo sus dos primeros partidos fuera de casa y ganando los dos primeros en Heliópolis, se hizo fuerte con tres victorias consecutivas (entre ellas ese 0-1 contra el Real Madrid), después volvió a bajar el ritmo mientras ya apuntaba ese grave problema defensivo que tardó en resolver (en la 24ª jornada llevaba 50 goles en contra) y ni siquiera después del histórico derbi de la primera vuelta acabó de despegar. Aún transitó por ocho jornadas con todo tipo de signos antes de empezar ese impresionante esprint, curiosamente también de ocho partidos, que transformó una temporada discreta en una temporada extraordinaria.

BARTRA, LOREN Y JUNIOR

El 31 de enero, en el último día del mercado invernal, el Betis fichó a Bartra, que se había quedado sin sitio en el Borussia Dortmund tras el cambio de entrenador y veía que el tren del Mundial se le escapaba. Un día antes, el club verdiblanco también había subido de categoría a Loren y lo había convertido en componente de pleno derecho del primer equipo. El 3 de febrero, el central debutó como verdiblanco, el canterano disputó el primer partido de su vida en Primera División... y marcó los dos goles de la victoria ante el Villarreal. A la semana siguiente, el que debutó fue Junior, el último fichaje de una terna de canteranos que había inaugurado Francis como lateral en el derbi del Sánchez-Pizjuán. El dominicano se estrenó en el primer equipo y en Primera con un pase de gol a su amigo Loren en Riazor.

Sin embargo, ni esa pequeña racha ni la triple sorpresa proveniente del filial hicieron imaginar a los béticos todo lo que sucedió después. Como tantas otras veces, el Betis desaprovechó la inercia triunfal y el primer amago de mejoría defensiva se vino abajo ante el Real Madrid (el tercer 3-5 de la temporada), una goleada a la que siguieron un empate sin tantos contra la Real Sociedad en casa (0-0) y una derrota sin peros contra el Valencia en Mestalla (2-0).

Tras ese inquietante uno de nueve en tres jornadas, el Betis era décimo. Lo que nadie sabía es que estaba a punto de comenzar ese tramo maravilloso en el que venció de forma consecutiva al Alavés (1-3), el Espanyol (3-0), el Getafe (0-1), el Eibar (2-0), el Girona (0-1) y la UD Las Palmas (1-0), empató en el feudo del Atlético de Madrid (0-0) y ganó al Málaga (2-1). La defensa de cinco fue determinante, por supuesto, pero Setién ya la había empleado antes de forma ocasional y no con mucho éxito. En Mendizorroza, por ejemplo, aún jugó con dos centrales y dos laterales. El cambio fue definitivo a partir de la goleada ante el Espanyol y de esa imponente serie (22 puntos de 24) salió el conjunto heliopolitano con la plaza europea matemáticamente en su poder, a la espera de si acabaría quinto, sexto o séptimo. Un solo punto, el del derbi, le bastó para sellar el puesto de en medio y rematar su mejor año en mucho tiempo. Los 60 puntos son 21 más que los 39 de la 16-17, 15 más que los 45 de la 15-16... y 4 más que los 56 de la 12-13, la de su último pase para Europa.

El Betis ha estado quince jornadas dentro de los puestos que dan derecho a ir al Viejo Continente. Fue quinto en siete, sexto en cuatro (entre ellas la última, claro) y séptimo en otras cuatro. En el último mes y medio de competición, durante las ocho últimas jornadas, permaneció de forma ininterrumpida en esa zona de privilegio. No está nada mal, teniendo en cuenta que había acabado 2017 en la decimocuarta plaza.

Lo importante, en todo caso, no es cómo empiezan las cosas (el Betis era penúltimo tras caer con el Barça en la primera jornada) sino cómo acaban. Y en Heliópolis lo han hecho felizmente. El próximo paso será compatibilizar Europa con la Liga y la Copa del Rey, mantenerse entre la nobleza del campeonato y seguir acercándose cada vez más a la altura de su afición. Y todo el mundo sabe qué hay por encima de la Liga Europa...