Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
Actualizado: 21 ago 2017 / 00:23 h.
  • Muriel se lamental por una de las muchas ocasiones que tuvo en el partido. / Manuel Gómez
    Muriel se lamental por una de las muchas ocasiones que tuvo en el partido. / Manuel Gómez

La revolucionaria alineación de Eduardo Berizzo, con nueve cambios respecto a Estambul, suplencia de Banega incluida, y varios debutantes, cargó de incógnitas y de riesgo el partido. Si hace un año, con Sampaoli, se tildó de locura la idea de juego de aquel inicio ante el Espanyol en Liga, bendita locura al final con el 6-4 de un Sevilla que empezó a emprender el camino de perfeccionamiento de la filosofía, la apuesta en escena elegida por su compatriota no tuvo menos de chaladura. Frente a un rival con un solo cambio respecto al equipo de la temporada pasada, es decir, un rival ya mecanizado, un Sevilla experimental, con un centro del campo que apostaba en la sala de máquinas por Ganso y Borja Lasso, y que prescindía del gran galvanizador, Ever Banega. De esta forma, el Sevilla no sólo no logró dominar el juego, sino que facturó errores determinantes, que bien le pudieron salir mucho más caros que el empate a uno del marcador al término de la primera mitad.

Una pérdida de Lasso, que debutaba en Primera, en la medular desató un rayo llamado Leo Baptistao, imparable hasta que se presentó ante David Soria, que tapó el primer remate, y el segundo, con la mala suerte de que su mano izquierda impactó con el pie del delantero perico. Muy mala suerte la del guardameta madrileño, lesionado, que dejó el sitio entre lágrimas a Sergio Rico. Berizzo perdía además un cambio, para la presumible rectificación de su idea inicial.

Gerard Moreno constató después con otra ocasión la mejor disposición visitante. Al Sevilla le costó 20 minutos encontrarse, y lo hizo, como era previsible, a través de sus mejores cartas, Jesús Navas, en su regreso al Sánchez-Pizjuán, y Nolito. Un clásico desborde, tantas veces visto, del de Los Palacios, casi facilita el primer gol del gaditano, que remató sin dejarla caer desde el corazón del área y Pau López hizo exhibición de reflejos. El Espanyol, en un partido muy abierto, volvió a crear mucho peligro. De nuevo Baptistao rozaba el gol con un remate de cabeza que obligó a Sergio Rico a meter una gran mano abajo, y luego a Kjaer a despejar in extremis el rechace. El equipo de Quique Sánchez-Flores perdonaba y como suele suceder, llegó el gol del Sevilla.

Nolito lanzó un córner muy pegado al primer palo, Pau López no logró despejarla y en su intento de rectificación el balón dio en Lenglet, que buscaba también el rechace. El balón entró, y a instancias del línea, Hernández Hernández certificaba el primer gol del Sevilla en esta liga (m.26).

El tanto activó a Muriel, que protagonizó dos buenas acciones, en sendos movimientos en los que ganó el balón al espacio a la defensa del Espanyol. El colombiano rozó el gol exhibiendo una de sus mejores características, un arranque en velocidad a la que el equipo de Berizzo puede sacar mucho rédito. Pau López sacó esos dos mano a mano con Muriel, justo antes de que Baptistao encontrara premio a su gran partido. Fue una situación muy similar a la acción primera de pérdida de Borja Lasso, pero esta vez fue N’Zonzi el que en un saque de falta en el costado derecho, en el centro del campo, se la entregó al hispano-brasileño, que repitió su vertiginosa carrera hasta la portería sevillista, sin que Lenglet ni Kjaer pudieran pararlo. Remate arriba ante Sergio Rico y empate (m.34).

La lectura estaba clara. Berizzo reclamó a Banega al inicio del segundo tiempo. Se fue Borja Lasso. De Ganso ni una sola noticia hasta el momento. Pero fue entrar el argentino y todo cambió. Fue el Sevilla que se esperaba. Su conexión con Jesús Navas dio al partido una sola dirección. El balón ya sólo buscaba una y otra vez la meta de Pau López. Se agigantó más y más la figura de Navas, que desbordaba una y otra vez y la ponía. Y la volvía a poner. Imparable. Pero faltaba el gol. Rozó el último remate Ganso en uno de esos centros del palaciego. En pleno acoso, Nolito levantó el balón por encima de la defensa para dejar solo a Muriel, que chutó cruzado y el balón se estrelló en el palo (m.70).

El Espanyol sufría una barbaridad y Pau López era su mejor hombre con diferencia. El meta le sacó el gol de nuevo a Muriel, que le remató desde muy cerca (m.80). El Sánchez-Pizjuán vibraba porque veía que era cuestión de tiempo. Pero en esas, Benega vio la tarjeta roja en una discusión absurda con el colegiado tras una falta que ni siquiera había cometido él. La expulsión fue un mazazo definitivo para el Sevilla, que se desactivó y acabó cediendo un empate que mira a Berizzo por su alineación pero también a las ocasiones desaprovechadas.

FICHA TÉCNICA

Sevilla FC: David Soria (Sergio Rico, m.3); Corchia, Kjaer, Lenglet, Sarabia; N’Zonzi (Pizarro, m.73); Jesús Navas, Ganso, Nolito; Borja Lasso (Banega, m.54) y Muriel.

RCD Espanyol: Pau López; Javi López, Naldo, David López, Aaron Martín; Jurado (Hernán Pérez, m.74), Diop, Javi Fuego, Piatti (Granero, m. 58); Gerard Moreno y Baptistao.

Goles: 1-0, m.26: Lenglet. 1-1, m.34: Baptistao.

Árbitro: Alejandro Hernández Hernández (C. canario). Mostró tarjeta roja a Banega, que vio doble amarilla por protestar (m. 83). Amarillas a Diop (m.15), Baptistao (m. 61), Aarón Martín (m. 75), Nolito (m.90), David López (m.91).

Incidencias: Partido de la primera jornada de LaLiga Santander disputado en el Ramón Sánchez-Pizjuán ante 30.487 espectadores (cifra oficial).