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Actualizado: 11 feb 2016 / 23:58 h.
  • Abran paso al Sevilla campeón (2-2)
    Banega conduce la pelota en presencia de dos rivales bajo el diluvio. / Efe
  • Abran paso al Sevilla campeón (2-2)
    Los jugadores del Sevilla celebran su clasificación para la final de la Copa del Rey, tras el empate ante el Celta en el partido de vuelta de las semifinales disputado esta noche en el estadio de Balaídos, en Vigo. EFE /Salvador Sas

El Sevilla disputará la finalísima de la Copa del Rey. Y lo hará por méritos propios, después de haberse dejado la piel en una increíble semifinal decantada en el Sánchez-Pizjuán con el 4-0 pero que no se decidió hasta el duelo de Balaídos. De hecho, el Celta llegó a ponerse con un 2-0 a favor al inicio de la segunda parte y metió el miedo en el cuerpo a los nervionenses bajo un auténtico diluvio que convirtió el choque en una cita para guerreros. Sin embargo, cuando peor pintaban las cosas, apareció Éver Banega y demostró por qué es el líder de este Sevilla. Su disparo cruzado, tras recortar a un rival en el minuto 57, selló el pase a la final de un Sevilla que luchó sin descanso ante un encomiable Celta con Iago Aspas marcando los dos goles.

Así es este Sevilla 2015/16, un Sevilla que va a más y que disputará su decimotercera final en la última década –palabras mayores– después de haber sacado su espíritu de campeón en una semifinal inolvidable y en la que sin él habría sido, como mínimo, muy complicado.

La prueba de que nada estaba decidido pese al 4-0 de la ida se vio en la decisión de Emery de sacar desde el inicio a dos de los tres futbolistas apercibidos: Rami y Kolo. Todo un riesgo que N’Zonzi, el otro jugador pendiente de las tarjetas, vio desde el banquillo hasta los primeros compases de la segunda parte... y tardó poco en ver una. Injusta y recurrible, no así la segunda (por protestar con el partido finalizado). Así es Emery también: o lo aceptas, o no lo aceptas, pero al técnico vasco suelen salirle bien esas apuestas que ponen en corazón en la boca a más de un seguidor nervionense.

El riesgo fue relativo en el primer tramo del encuentro, controlado por un Sevilla que se defendió con la pelota en su poder. Banega dirigió al equipo, con Iborra y Carriço en el doble pivote guardándole las espaldas y Krohn-Dehli en la izquierda. Fue precisamente el danés quien protagonizó la primera ocasión: un disparo al lateral de la red tras adentrarse en el área a los cinco minutos de juego. Krohn-Dehli había sido el autor del 4-0 en la ida y tuvo en sus botas la sentencia a la eliminatoria. Toda una declaración de intenciones por parte del equipo de Emery mientras los veintidós futbolistas luchaban bajo una manta de agua.

El Sevilla, sin embargo, fue víctima de esa comodidad que se estaba ganando con su esfuerzo. Un balón en largo sobre Orellana permitió a éste recibir en la banda izquierda, donde, con tres rivales delante, sacó un gran pase a Iago Aspas y éste empujó la pelota a la red. Era el minuto 35 y el Celta se aferró aún más si cabe al milagro.

Encomiable el derroche de fuerzas del equipo de Berizzo, presionando siempre, dejándose el alma sobre el césped, aunque no más que los jugadores del Sevilla. Sin respiro e intentando aprovechar alguna de sus llegadas, Iborra tuvo el empate justo antes del descanso. El valenciano cabeceó un centro de Krohn-Dehli y la pelota tocó la parte exterior del palo derecho antes de que el colegiado mandase a todos a vestuarios.

Quedaban 45 minutos por delante para alcanzar la final, un último esfuerzo. Pero no fue tan fácil. El Celta salió a por todas, a morir. Sergio Rico sacó un balón de gol al encontrarse prácticamente con él en el minuto 49, Aspas perdonó en el 50’ tras un error del portero... pero no en el 55’ tras un balón del guardameta rechazó en corto (2-0). El fantasma de la remontada asomó por la esquina por un instante. Fue entonces cuando apareció, providencial, Banega para apagar el incendio con su gol. Un golazo, a pase de Krohn-Dehli tras robar la pelota en el centro del campo. No quedó ahí la cosa. El colegiado señaló un discutible penalti de Rico sobre Guidetti ...y éste envió el balón al poste (60’).

Increíble la segunda parte, con dos equipos protagonizando una exhibición de orgullo y coraje. El Celta, buscando el imposible; el Sevilla, tratando de enfriar el partido. Y fue Konoplyanka, en jugadón de Vitolo, quien lo consiguió, por si quedaba alguna duda, con el 2-2 tras una internada del canario por banda que el ucraniano aprovechó (87’). Así es este Sevilla. Sufre, sufre, pero da alegrías a base de casta y coraje. Disfrútenlo.

FICHA TÉCNICA:

2 - RC Celta de Vigo: Rubén Blanco; Hugo Mallo, Sergi Gómez, Planas; Wass (Jonny, min.64), Marcelo Díaz (Radoja, min.68), Tucu Hernández, Orellana; Iago Aspas, Guidetti (Señé, min.71), Bongonda.

2 - Sevilla FC: Sergio Rico; Coke, Rami, Kolodziejczak, Escudero; Carriço (Cristóforo, min. 63), Iborra (N’Zonzi, min.55); Vitolo, Banega (Konoplyanka, min.71), Krohn-Dehli; Kevin Gameiro.

Goles: 1-0 Iago Aspas, min.35; 2-0 Iago Aspas, min.55; 2-1 Banega, min.57; 2-2 Konoplianka, min.87.

Árbitro: Martínez Munuera (Colegio Valenciano). Expulsó por doble amarilla a N’Zonzi al terminar el partido. La segunda tarjeta fue por protestar la primera, que le impedía jugar la final por estar apercibido. También expulsó a Rafa Becerra, utillero sevillista. Además, mostró tarjeta amarilla a Planas y Hernández por parte del Celta, y a Banega, Sergio Rico, Krohn-Dehli y Kevin Gameiro, por parte del Sevilla.

Incidencias: Partido de vuelta de las semifinales de la Copa del Rey disputado en Balaídos ante 15.201 espectadores, según el club gallego. Unos 500 sevillistas se dieron cita en las gradas.