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Actualizado: 28 may 2015 / 00:45 h.
  • Catarsis total en la provincia
    El Bar Zepellin de Alcalá de Guadaíra reunió a decenas de aficionados que enloquecieron con el éxito. / Foto: Jesús Sánchez
  • Catarsis total en la provincia
    Los aficionados sevillistas de Brenes se congregaron desde minutos antes de la gran cita en la sede de la Peña Cultural Sevillista de la localidad de La Vega. / Foto: Isa Rodríguez
  • Catarsis total en la provincia
    El Bar Casa Grande de Tomares instaló una pantalla gigante para presenciar el duelo.
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    Olivares fue otro de los epicentros en el que los sevillistas se reunieron para vibrar con la final. / Foto: Ángela Gelo
  • Catarsis total en la provincia
    Panorámica general de la animada sede de la Peña Sevillista de Albaida. / Foto: Ángela Gelo
  • Catarsis total en la provincia
    Los rocieros de Albaida regresaron a tiempo para presenciar el duelo. En la imagen, una niña vestida de flamenca sonríe en la Peña Sevillista. / Foto: Ángela Gelo
  • Catarsis total en la provincia
    Los hinchas de la Sierra Sur fueron los encargados de abarrotar la sede de la Peña Sevillista de Gilena, donde hasta se instaló una pantalla gigante.
  • Catarsis total en la provincia
    En San José de la Rinconada se instaló una pantalla gigante para reunir a los sevillistas del municipio.
  • Catarsis total en la provincia
    Los sevillistas de Brenes se concentraron en El Macaco. / Foto: Isa Rodríguez
  • Catarsis total en la provincia
    Los sevillistas de Brenes se concentraron en El Macaco. / Foto: Isa Rodríguez
  • Catarsis total en la provincia
    Los sevillistas de Osuna también celebraron el éxito.

En Cazalla de la Sierra, Gilena, Pruna, Coria del Río, Albaida del Aljarafe, Olivares o El Madroño. En bares, peñas, domicilios particulares y hasta casetas de Feria. A solas o rodeados de amigos y familiares. En silencio o con un tambor rociero. El Sevilla FC de Unai Emery renovó su tiránico dominio en la Europa League al abrigo de una afición que vibró con el gol de Bacca y la posterior celebración. Los héroes de Varsovia silenciaron los motores de los coches que recorren a diario las calles de los 105 municipios de la provincia. Sólo el atronador grito que emanó del corazón del sevillismo alteró la rutina de aquellos caminos repletos de rocieros ávidos de regresar a tiempo para descorchar la botella de cava.

En Gilena, donde Juan Sánchez y Domingo López Racero obraron el milagro del pan y los peces con su modestísimo Gilena CF, los sevillistas se congregaron en torno a una pantalla gigante que reunía la fe de una clientela que deberá buscar otro préstamo para continuar con los viajes por el Viejo Continente. Los corazones latieron a pleno rendimiento en una noche en la que ni el televisor con más pulgadas era capaz de recoger con imágenes y sonidos las sensaciones de una hinchada enfervorizada y entregada a una tropa de currantes que se han ganado el jornal a base de sangre y pasión.

Emery besó la estampa de la Virgen en la segunda parte. En la soledad de su banquillo y ajeno a unas cámaras que recogieron una instantánea que enloqueció a los rocieros de Albaida del Aljarafe. Allí, con el traje de flamenca ajustado a la cintura, una niña sonreía. Gozaba con la mirada inocente de aquellos que sólo han conocido el triunfo desde que el sol acarició sus mejillas por vez primera. Y así fueron consumiéndose los minutos, eternos, hasta que el colegiado señaló el final. Y fue entonces cuando la Sierra Norte y la Sierra Sur, La Vega, el Aljarafe, la Ruta de la Plata, el Bajo Guadalquivir, las Campiñas de Morón y Marchena y la comarca de Écija explotaron de júbilo antes de coronar a una generación de leyenda. A un Sevilla inmortal.