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Actualizado: 18 may 2016 / 00:01 h.
  • Monchi en el túnel de vestuarios del Sánchez-Pizjuán. / Manuel Gómez
    Monchi en el túnel de vestuarios del Sánchez-Pizjuán. / Manuel Gómez

—A las puertas de la primera de las dos finales que pondrán el colofón a otra temporada exitosa para el Sevilla, ¿qué sensaciones tiene el director deportivo?

—Lo que espero de estas dos finales es que el Sevilla sea capaz de competir al máximo, al nivel que hemos demostrado cuando las exigencias nos lo han marcado. Hay que tirar de tópicos recordando que las finales no se juegan, se ganan.

—Los dos rivales son de enjundia...

—Son dos equipos muy complicados, uno es el mejor equipo del mundo y el otro tiene un historial que para mí lo quisiera, pero este club tiene la ambición en sus genes. Ganarles sería hacer una muesca más en la historia del Sevilla y en la historia del fútbol sevillano, andaluz, español y europeo. Todo eso nos motiva, ganar sería un recuerdo mágico para todos los sevillistas.

—¿Habría preferido el Villarreal como rival en Basilea?

—No, el Villarreal también habría sido un digno y complicado rival. Lo habría preferido por el hecho de ser un equipo español, porque es bueno para nuestro fútbol, pero no por otra cosa. Eso sí, me gusta una final Sevilla-Liverpool, es bonita y tiene muchísimo encanto. El Liverpool es un club campeón, de su Liga y de Europa en varias competiciones. Ha tenido jugadores de máximo nivel mundial y poco más se puede decir. A mí me hubiera gustado jugar en Anfield una eliminatoria, pero ha tocado en la final.

—¿Cómo es el Liverpool de Jürgen Klopp?

—Creo que ha cambiado mucho con Klopp, se asemeja mucho a lo que será el año que viene porque sigue en fase de cambio. Ahora ya tiene un nivel que se parece a lo que todo el mundo esperaba, porque la plantilla del Liverpool está muy bien hecha, tiene muchas alternativas: jugadores altos, fuertes, rápidos, talentosos, muy físicos...

—Entonces, ¿qué partido espera esta noche?

—Hay dos Liverpool en estos últimos meses que se resumen en la eliminatoria ante el Villarreal. En El Madrigal jugó con un 4-3-3 algo más conservador para asegurar y en Liverpool Klopp apostó por un 4-2-3-1 más ofensivo. Es éste el que esperamos en esta final, con una presión asfixiante y un fútbol más abierto. Ellos presionan arriba muy bien y en ese escenario veo un partido de goles, de ida y vuelta, a vida o muerte.

—Habrá que preparar nuevamente los corazones...

—(risas) Puede que sí, aunque nosotros trataremos de imponer también nuestras virtudes, seguro que Emery sabe lo que tiene que frenar del Liverpool y cómo juega.

—¿Ha podido hablar con alguno de los jugadores que estaban el año pasado?

—Sí, con muchos. Y no sólo de la temporada pasada, sino de más atrás. Hablé con Bacca, Denis Suárez, Nico Olivera, Hinkel, Palop, Fernando Navarro, Dragutinovic... Es algo que me llena de orgullo. Todos, aunque no estén aquí, siguen siendo nuestros. El más cariñoso quizás ha sido el mensaje de Denis, que me dijo que éramos mejores que el Liverpool. Pero claro, qué va a decir él...

—No se cansa el Sevilla de jugar finales. Este año va a jugar nada menos que tres y la temporada que viene ya tiene asegurada la de la Supercopa de España...

—Es que son tres, que a muchos se les olvida que empezamos jugando la final de la Supercopa de Europa en Tiflis ante el Barça.

—¿Cómo se evalúa una temporada con tres finales y una Liga en la que se ha quedado lejos de los puestos de la Champions?

—Si se pierden las dos finales el balance de la temporada seguirá siendo bueno, pase lo que pase ya hemos conseguido algo que sólo ha pasado dos veces en la historia de la entidad. Lo que ocurre es que tenemos la posibilidad de convertir la temporada en magnífica si se gana un título... y si se ganan los dos ya ni te cuento.

—Pese al séptimo puesto en la Liga...

—Es que cuando me da tiempo a pensar me doy cuenta de lo difícil que es conseguir todo esto. Lo que siempre digo con lo de haber creado un monstruo también nos afecta a nosotros, no sólo a la afición. Es que ya no nos conformamos con nada, a pesar de lo dificilísimo que es llegar a dos finales tras empezar la temporada jugando otra.

—Debe ser la exigencia.

—Así hemos crecido, con ambición. Ya después se hará balance y no habrá problema en reconocer que en la Liga no hemos estado a la altura aunque en el cómputo total sea una temporada que nadie va a olvidar.

—¿Cómo se mantiene el hambre en este Sevilla?

—Esa pregunta se podía haber hecho en Varsovia después de ganar el título por cuarta vez, habernos metido en la Champions y haber terminado la Liga con el récord de puntos. La clave es ser optimista y trabajar para ello, nadie se duerme en los laureles en este club y la ambición se nota en cada planificación. Por ejemplo esta última, haya salido como haya salido. Hay que alimentar la ambición para seguir creciendo.

—Recuérdenos su teoría del monstruo, por favor.

—Era una reflexión parecida a la que hizo en su momento Roger Federer tras perder unas semifinales de Roland Garros con Djokovic. El suizo, hundido, dijo que había creado un monstruo que sólo se saciaba con victorias y yo ahora digo que el sevillismo se ha acostumbrado a ganar tanto y a disputar tantas finales que ya sólo se sacia con eso, con ganar títulos. Ya nadie se queda satisfecho con ganar un derbi, ni siquiera con llegar a una semifinal... el sevillismo sólo piensa en ganar el título. No obstante, creo que la gente es lo suficientemente cabal como para acostumbrarse cuando no haya tantos éxitos. Yo de jugador he celebrado un ascenso con el Sevilla, y una clasificación para jugar la UEFA, y una victoria contra el Olympiakos y ahora se ve normal y no se celebran esas cosas.

—El monstruo que han creado ha dado un paso más teniendo que rotar en dos finales...

—Es una posibilidad, de miércoles a domingo se recupera bien pero algo cambiará el míster. Los jugadores que están acostumbrados a jugar domingo y miércoles necesitan ese ritmo competitivo, pero ya a estas alturas del curso tampoco viene mal descansar.

—Decía que el sevillismo sólo se sacia ya ganando títulos, pero un año más se ha coreado el nombre de Unai Emery en el Ramón Sánchez-Pizjuán.

—Es que Emery es el gran causante de todo este lío. Junto a los jugadores, obviamente. No sólo es este año, sino los anteriores. En todas sus temporadas completas con el Sevilla hemos jugado finales, por eso es un entrenador con aura de técnico ganador y por eso lo quieren equipos grandes.

—Hace poco desvelaba cuál era su once ideal en esta última década. ¿Sería Unai el técnico de ese equipo?

—Posiblemente. Es muy difícil, al igual que elegir sólo 11 jugadores de todos los que han pasado.

—Muchos aficionados suelen debatir, en cuanto a mérito, entre él y Juande.

—Es que, insisto, es muy difícil elegir, están ahí ahí... pero posiblemente eligiera a Unai con Juande muy cerquita como recambio (risas).