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Actualizado: 18 oct 2017 / 22:41 h.
  • Promes cabecea a gol el centro de Eschenko en la jugada del 1-0. / Efe
    Promes cabecea a gol el centro de Eschenko en la jugada del 1-0. / Efe

Cuando Ben Yedder se quedó solo contra tres defensas en el área chica, sin portero y regateó a uno de ellos para disponerse a fusilar a los otros dos, los 130 sevillistas presentes en el Otkrytie Arena de Moscú y los miles que veían el partido por la televisión se frotaban las manos y cantaban ya el 1-2 para un Sevilla que estaba avasallando al Spartak tras el descanso. Pero en esas décimas de segundo, el delantero francés, negado en los últimos dos partidos, disparó raso y hacia el lado en el que estaba Kombarov, que salvó el gol y cambió el partido para siempre. A la clamorosa jugada errada por el Sevilla le siguió un tanto de Melgarejo para el Spartak, desde la esquina del área, de disparo colocado y sin pensárselo, a la primera. ¡Cuánto le cuesta al Sevilla chutar a puerta! Un 2-1 a falta de media hora que inauguró un colapso del equipo de Eduardo Berizzo, ajusticiado por el incrédulo equipo de Massimo Carrera, que se aprovechó de dos errores groseros de Sergio Rico (el tiro de Glushakov era muy centrado) y Kjaer (dejó pasar de forma incomprensible un balón que acabó en gol de Luiz Adriano) para poner un 4-1 redondeado al final con el quinto.

La goleada encajada por el Sevilla en la capital de Rusia es un mazazo de dimensiones considerables. Tras el fiasco de Bilbao el Sevilla completó una hora de partido más que decente, con minutos de dominio abrumador, pero evidenciando que los agujeros en la planificación denunciados desde muchos foros desde el verano le pueden impedir conseguir los objetivos de la temporada. Ni Athletic ni Spartak hicieron el partido de sus vidas y los dos desnudaron con partidos muy diferentes al Sevilla, pero sobre todo a su entrenador.

Un Berizzo que metió a Muriel, el delantero de más de 20 millones, cuando quedaban nueve minutos y el 4-1 era coreado en las gradas del estadio. Un Berizzo que introdujo en el once inicial a Krohn-Dehli en lugar de Jesús Navas, dejando la banda derecha a Sarabia. Un Berizzo que, además de tener que luchar contra el listón que Sampaoli dejó muy alto, parece obcecado en evitar lo que le pasó a su compatriota. Lo intenta a base de unas rotaciones extremas que están mareando al propio equipo.

El Sevilla se derrumbó solo. No salió mal el conjunto nervionense, aunque tampoco muy decidido al ataque, como había prometido el entrenador. Se sabía que el Spartak confiaría todo a recuperaciones en el centro del campo y salidas rápidas, pero así llegó el 1-0 sobrepasado el cuarto de hora: un saque de esquina a favor del Sevilla acabó en pocos segundo con Quincy Promes cabeceando a la red un centro de Eschenko, que se benefició una pared involuntaria con Lenglet, cuyo despeje forzado le sirvió al lateral para poner un centro medido a la cabeza del holandés. Al tanto le siguieron minutos de desconcierto en el equipo blanco, que se recompuso antes de la media hora, cuando el Spartak dio un evidente paso atrás y le dejó tocar. La actitud no era mala, pero daba la sensación de atacar de mentira, algo demasiado habitual. Salvo un jugador: Nolito.

El andaluz, con ganas pese a una herida en la cabeza que le obligó a jugar con chichonera, acaparó casi todo el peso del ataque sevillista. Con Ben Yedder ahogado entre la defensa, Nolito pedía una y otra vez el balón por la izquierda para encarar a Eschenko, al que le hizo un túnel de primeras para meterse en el área, engañar al resto de defensores y trazar un pase en paralelo a la línea de gol que no remató Sarabia por la oportuna aparición de Dzhikiya in extremis. Fue la jugada que antecedió al empate, donde el Sevilla gozó de fortuna, pues en un córner Mercado se apoyó claramente en su marcador, el árbitro no lo vio, y Kjaer envió a la red el balón muerto.

Había reaccionado el Sevilla y había encontrado premio, pero el Spartak seguía siendo más listo a la contra, con Pizarro sobrepasado una y otra vez por la débil ayuda en ese sentido tanto de Krohn-Dehli como de Banega. Hubo tiempo para más llegadas peligrosas de los rusos –un mal despeje de Sergio Rico y un tiro muy centrado de Popov–, pero la mejor ocasión fue para Krohn-Dehli, que disparó al palo largo desde la forntal e hizo lucirse a mano cambiada a Selikhov. El danés cometió el pecado de chutar cuando hay un pequeño hueco para hacerlo, un utilísimo recurso que usan todos los equipos del mundo menos el del barrio sevillano de Nervión.

Carrera retomó el plan inicial con el 1-1, aunque tuvo que sustituir por lesión antes del descanso a Samedov. Pero el que salió como un toro fue el Sevilla, que arrinconó al Spartak en su área durante diez minutos excelentes en los que, antes de la ya relatada ocasión de Ben Yedder, Krohn-Dehli volvió a hacer lucirse a Selikhov, que también hizo una parada de mérito al propio Ben Yedder dentro del área. La ley del fútbol fue cruel ayer con un Sevilla que se desmoronó tras el 2-1 de Melgarejo, que volvió a ser debilísimo en las dos áreas y que fue noqueado con una manita sonrojante, ya que en el 91’ Promes, el que había inaugurado el marcador, cerraba la debacle deshaciéndose de dos defensores y batiendo a Rico con otro tiro cruzado. Una noche negra que puede marcar un antes y un después en la temporada del Sevilla, que ahora queda tercero del grupo E tras la goleada del Liverpool en Maribor.

FICHA TÉCNICA

Spartak Moscú: Selijov; Kombárov, Dzhykiya, Taksi, Yeschenko; Fernando, Glushakov; Samédov (Melgarejo, min.25), Popov (Pasalic, min.57), Promes; y Luis Adriano.

Sevilla FC: Sergio Rico; Mercado, Kjaer, Lenglet, Escudero; Pizarro; Banega, Krohn-Dehli, Sarabia, Nolito (Navas, min.76); y Ben Yedder (Muriel, min.82).

Goles: 1-0, min. 18: Promes. 1-1, min.30: Kjaer. 2-1, min.58: Melgarejo. 3-1, min.67: Glushakov. 4-1, min.74: Luis Adriano. 5-1, min.90: Promes.

Árbitro: Gianluca Rocchi (ITA). Amonestó a Dzhikiya, Fernando y Escudero.

Incidencias: partido correspondiente a la tercera jornada de la Liga de Campeones disputado en el estadio Otkritie Arena ante unos de 40.000 espectadores (lleno).