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Actualizado: 17 may 2018 / 21:10 h.
  • La ‘Ruta 35’ del Sevilla
    Imagen de la grada sevillista en la final de la UEL 2013-14 en Turín.

El Sevilla ha conseguido maquillar su decepcionante Liga obteniendo el billete provisional a la Europa League 2018-19, el cual tendrá que sellar disputando dos eliminatorias previas antes de jugar el play off. En total, tres rondas anteriores a la fase de grupos de septiembre. Visto este panorama, al equipo de Nervión se le presenta un calendario muy apretado en el próximo verano, a la vez que un reto ilusionante, que no es otro que superarse a sí mismo y llegar a la final de Bakú (Azerbaiyán) para intentar agrandar más su leyenda conquistando su sexta copa. En tal caso superaría lo logrado hace cuatro años en Turín, cuando ganó la que era su tercera Europa League tras haber iniciado su andadura en la última ronda previa. Una hazaña.

Pero eso queda lejísimos. Tanto, que la actual temporada aún no ha acabado y para la siguiente aún no hay ni entrenador ni director deportivo que trace un plan a seguir. Dejando al margen ese oscuro panorama, el Sevilla ya tiene fechas señaladas para su duro verano, pues a esos partidos europeos tendrá que añadir la final de la Supercopa de España ante el Barcelona (en teoría a doble partido, sin fechas concretadas por ahora) y una participación importante en lo económico en la International Champions Cup 2018, prestigioso torneo amistoso que juegan los principales clubes del mundo, sin olvidar las primeras jornadas de la Liga 2018-19. El concurso del Sevilla en la ICC’18 no está confirmado al cien por cien, ya que el club de Nervión explicó en su momento que aceptaría la invitación «siempre y cuando lo permita la participación en la UEFA Europa League 2018-19». El fuerte ingreso económico hará que el club hispalense haga encaje de bolillos y lo dispute.

Y es que las citas se acumulan. La ida de la Q2 (segunda eliminatoria previa, en la que empieza a jugar el Sevilla) está prevista para el día 26 de julio, dentro de dos meses y pico y cinco después del Sevilla-Benfica previsto en Zúrich (Suiza) dentro de la ICC’18. La vuelta de la Q2 se jugará el 2 de agosto, muy poco después también del Chelsea-Sevilla del 28 de julio en Varsovia (Polonia). El 7 de agosto el Sevilla jugaría en Italia (Lecce) contra el Inter de Milán, tercera cita dentro de la ICC’18, mientras que la ida de la Q3 de la Europa League se disputará el día 9, tan sólo 48 horas después del citado compromiso amistoso en Italia. La vuelta será el 16.

A todo esto, la Supercopa de España estaba pensada para los días 5 y 12 de agosto, algo totalmente imposible visto el panorama del Sevilla y también de un Barcelona que ya tiene cerrada una gira de amistosos por los Estados Unidos de América. Nadie descarta que se acabe celebrando a partido único de forma excepcional. Si el Sevilla cumple con los pronósticos y supera esas dos fases previas de la Europa League se encontrará con la ronda de play off, cuyas fechas ya están fijadas por la UEFA: 23 y 30 de agosto. Antes, el 18 o el 19, ya habrá disputado la primera jornada de la Liga, cuya segunda fecha sería el 25 o el 26 de agosto, complicándolo todo aún más. Como guinda final, los jugadores mundialistas que pertenezcan al Sevilla, sobre todo los que lleguen lejos en el torneo de Rusia, regresarán a principios de agosto de sus vacaciones, perdiéndose casi todo lo relatado anteriormente.

Un verano de aúpa para el Sevilla, que podría verse en la tesitura (si todo sale en positivo para los intereses del club de Nervión) de tener que disputar nueve o diez partidos oficiales y tres amistosos de tronío en 35 días, del 26 de julio al 30 de agosto (seis de la Europa League, tres amistosos de la ICC’18, dos de la Liga y uno o dos de la Supercopa de España). Es el precio a pagar por no haber hecho los deberes.