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Actualizado: 21 may 2017 / 23:07 h.
  • José Castro posa para la cámara de El Correo de Andalucía señalando el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. / Inma Flores
    José Castro posa para la cámara de El Correo de Andalucía señalando el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán. / Inma Flores

El Sevilla despidió el sábado la temporada 2016-17 y ayer anunció que la 2017-18 comenzará el 3 de julio con los primeros reconocimientos médicos. Será un verano muy movido y con la expectación in crescendo por el nuevo jefe de la dirección deportiva y por la necesidad de conformar la plantilla, al menos en sus pilares básicos, con suficiente tiempo de antelación de cara al play off de la Champions League. Pero antes, de forma incluso inmediata, se le presentan a la directiva varios retos importantes que afrontar.

Para empezar, la salida de Jorge Sampaoli. Llegan emisarios de la Asociación de Fútbol Argetino (AFA) esta semana a Sevilla para intentar que Castro les dé facilidades a la hora de pagar la cláusula de rescisión –técnicamente la abona el entrenador, aunque ya se sabe que ese dinero lo recupera en sueldo–. El presidente del Sevilla se ha mostrado en las últimas horas tajante: «No hay nada que negociar». Pero no dejan de ser palabras que en el mundo del fútbol puede llevárselas el viento fácilmente. El caso es que intuyen en Nervión que con todo lo que ha liado la AFA para decidirse por Sampaoli es prácticamente imposible que cambien sus planes ante la postura de fuerza del Sevilla: pagar inmediatamente. Ni siquiera la amistad entre Castro y Daniel Angelici –presidente del Boca Juniors y miembro de la AFA– parece que servirá para aplazar el pago, como quieren en Argentina.

Una vez solventada la papeleta, empezará el segundo paso clave: elegir al sustituto de Sampaoli. Con Eduardo Berizzo diciendo públicamente que se irá a su casa a descansar, crecen las dudas externas respecto a la decisión del Sevilla, que debe elegir entre un entrenador más o menos continuista con el estilo de esta temporada o abrir un nuevo ciclo, incluso con un técnico extranjero que no tenga experiencia en los banquillos de la Liga. Es esta la primera y más importante decisión que debe tomar la nueva dirección deportiva, supervisada siempre por una comisión formada por el presidente José Castro, el director general José María Cruz y Jesús Arroyo, adjunto a la dirección general.

De la elección del nuevo técnico dependen casi todas las demás decisiones importantes, como por ejemplo qué hacer con Jovetic. El Sevilla quiere ejecutar la opción de compra por el montenegrino, pero no a los precios preestablecidos: podría asumir que la cantidad a recibir por el Inter de Milán no bajara de los 13 millones acordados –aproximadamente– pero nunca que el jugador siguiera cobrando alrededor de ocho millones de euros brutos, sueldazo que arrastra desde su llegada al Manchester City. En los próximos días Jovetic valorará qué opciones tiene y hasta dónde puede ceder en este asunto en favor del Sevilla.

LAS VENTAS

Pero hay más. Como no puede ser de otra forma, el modelo de gestión del Sevilla, decidido a seguir viviendo por encima de sus posibilidades económicas, requiere la venta de una o dos de sus estrellas. Vitolo y N’Zonzi, ambos con cláusulas de rescisión de 40 millones, están en la rampa de salida. En este sentido, la presión recae sobre José Castro, a quien desde todos los sectores invitan a no desprenderse de los dos jugadores salvo por el importe de ese precio. En el caso de N’Zonzi, su reciente renovación es probable que llegara acompañada de la promesa de no llegar a ese extremo en una hipotética negociación –algo habitual en el club de Nervión–. Sin embargo, con Vitolo es diferente, sobre todo en el caso de que sea de nuevo el Atlético, el verdadero rival directo del Sevilla, quien quiera pescar en Nervión. El verano pasado, el goleador sevillista, Gameiro, acabó en el Calderón a cambio de unos 32 millones –Vietto y Kranevitter, además, se enfundaron la camiseta blanquirroja–. Todo lo que no sean 40 millones por Vitolo, jugador además muy querido por el sevillismo, generará polémica sin lugar a dudas.

Mientras antes se produzcan este tipo de decisiones, más claridad tendrá la dirección deportiva a la hora de dibujar el proyecto con la suficiente antelación como para llegar en el mejor estado posible a la primera gran cita de la temporada, un play off de la Liga de Campeones en el que el club se juega muchísimo tanto en lo deportivo –a la hora de convencer a jugadores y técnico la entidad nervionense venderá un proyecto Champions– como económicamente, pues pasar esa primera ronda del torneo y meterse en la fase de grupos genera pingües beneficios. La vuelta al trabajo en los primeros días de julio demuestra la importancia que ya le da el Sevilla a esa cita a jugar el 15 o el 16 de agosto.