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Actualizado: 31 oct 2017 / 22:25 h.
  • Los jugadores del Sevilla, con N’Zonzi en primer plano, hacen ejercicios ayer en la ciudad deportiva. / Manuel Gómez
    Los jugadores del Sevilla, con N’Zonzi en primer plano, hacen ejercicios ayer en la ciudad deportiva. / Manuel Gómez

El partido de esta noche en el Ramón Sánchez-Pizjuán es de esos que pueden marcar el devenir de una temporada. Con Eduardo Berizzo analizado con lupa tras un mes de octubre tortuoso, visita Nervión el Spartak de Moscú, uno de los dos rivales del Sevilla por los dos primeros puestos del grupo E de la Champions y autor, hace dos semanas, de una humillación histórica en Moscú. Tras el 5-1 de Rusia, al Sevilla se le presenta la oportunidad, al calor de su gente, de vengarse pero, sobre todo, de aclarar su panorama para las dos últimas jornadas, en las que tendrá que recibir al Liverpool y visitar al Maribor en Eslovenia. Todo lo que no sea vencer al conjunto ruso significará ahondar en la crisis y complicarse el pase. Y todo lo que no sea meterse en los octavos de final del torneo sería un sonoro fracaso.

Pues eso tiene delante el Sevilla, un triple reto en cuanto mejoría de juego, clasificación y recuperación de crédito. Y, si quieren, venganza. Porque eso clama el vestuario del Sevilla, dolido por una manita, la de Moscú, exagerada para los méritos de uno y otro equipo y cuya herida fue reabierta muy pocos días después en Valencia. Todo ello desembocó en críticas hacia el plan de Berizzo, tanto en la pizarra como en la administración de los recursos de la plantilla. Y, al parecer, hay ya reacción al respecto. Lo reconoció ayer de manera clara el técnico, aunque ya se venía barruntando el giro: las rotaciones, al menos en este tramo de la temporada, serán mucho menores y la prioridad pasa a ser fortalecer el centro del campo, con un doble pivote en la mayoría de las ocasiones.

Así las cosas, esta noche parece ser la ideal para ponerlo en práctica. Y eso significaría ver por tercera vez consecutiva a Pablo Sarabia en el once, consolidar la difícil pareja Pizarro-N’Zonzi por detrás de Banega y dejar a Ben Yedder en la punta del ataque. Ni que decir tiene que la pareja de centrales sería la compuesta por Kjaer y Lenglet. Sobre esa base estructural sí habría modificaciones con nombres propios: Sergio Rico en lugar de David Soria, Mercado por Corchia en el lateral diestro y Nolito por el lesionado Correa. De momento no hay sitio para Ganso, Franco Vázquez, Navas ni Muriel.

Con el poco ocultado plan de intentar de nuevo destrozar al Sevilla a la contra, el Spartak va sin presión, sabedor de que puntuar en Nervión le da un empujón tremendo en este disputado grupo. Lo sabe Berizzo y su táctica pasa por evitar pérdidas absurdas con las que Quincy Promes, Luiz Adriano y compañía disfruten con espacios y plenos de velocidad. Un plan similar al que tuvo el Leganés y que el un Sevilla más rocoso y menos decidido al ataque sí supo controlar.

El Spartak, crecido tras el 5-1 de Moscú, tiene en su entrenador, Massimo Carrera, al capitán necesario para devolver al club a los octavos de final después de 17 años. Eso sí, para la cita de esta noche el entrenador italiano tendrá un par de contratiempos. La casi segura baja del lateral derecho Yeschenko, que ya no jugó el fin de semana y que será reemplazado por Petkovic, y la más que probable del interior diestro Samédov, un jugador clave en el juego de ataque que dejará su sitio a Pasalic, cedido por el Chelsea. La duda es la misma que antes de la jornada 3: ¿defensa de cuatro o de cinco? Hace dos semanas Carrera apostó por cuatro defensores, aunque fuera de casa y en un Sánchez-Pizjuán inexpugnable desde hace un año podría abrigarse con tres centrales, dos carrileros y el clásico doble pivote formado por Fernando y Glushakov. Partido de grandes alicientes.