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Actualizado: 13 sep 2018 / 13:36 h.
  • Pablo Blanco. / EDD
    Pablo Blanco. / EDD

Toda una vida ligada al Sevilla, Pablo Blanco pasará, más si cabe, a la historia del Sevilla a modo de Dorsal de Leyenda. El ilustre exjugador sevillista se unirá al elenco grupo de galardonados anteriormente con la mayor distinción que hace el club a sus jugadores retirados. Antes que Blanco, los que recibieron dicha denominación fueron Juan Arza, José María Busto, Marcelo Campanal, Ignacio Achucarro, Antonio Valero, Paco Gallego, Enrique Lora, Curro Sanjosé, Antonio Álvarez y Enrique Montero.

Así reza el comunicado expuesto por el Sevilla, que repasa toda la historia de Pablo Blanco ligada al club hispalense:

«Pablo Blanco llegó al Sevilla FC en la campaña 67/68, siendo un juvenil que pisaba fuerte en el Don Bosco. Aterrizó en la cantera nervionense de la mano de Casto Ríos y su especial habilidad para detectar talentos. Ese fue el comienzo de una trayectoria ininterrumpida de cinco décadas, hasta 1984 como jugador, y más tarde como miembro de la secretaría técnica y director de los escalafones inferiores del Sevilla FC».

«Blanco debutó en el Sevilla FC en la temporada 71/72, jugando 13 temporadas consecutivas en el primer equipo, en las que se desempeñó tanto como defensa como centrocampista. Le tocó vivir una época de mediocridad deportiva, incluso jugando en Segunda, pero en sus últimos años, con equipo de Manolo Cardo, vivió uno de los mejores periodos futbolísticos del Sevilla FC en las cuatro últimas décadas del pasado siglo».

«Hombre de un solo club, pues quiso poner punto final a su carrera a los 33 años, el nombre de Pablo Blanco ha quedado grabado con letras de oro en la historia del Sevilla FC por la bravura y la entrega de su fútbol, verdadero emblema de los valores de la casta y el coraje que históricamente han definido al club de Nervión. Blanco, además, tiene el honor de ser el segundo jugador que más partidos oficiales ha disputado con el primer equipo, un total de 415, superado la pasada campaña por Jesús Navas, precisamente uno de sus muchos descubrimientos en su etapa como director de los escalafones inferiores».

«Tras colgar las botas, fue reclutado por el entonces secretario técnico Ángel Castillo como su adjunto, continuando con Santos Bedoya y asumiendo ya la dirección de la cantera con la llegada de Luis Cuervas a la presidencia del club, junto a Pepe Alfaro, quedando ya al mando en solitario a comienzos de los noventa, cuando Alfaro decidió dar el paso de entrenar al División de Honor».

«Decir Pablo Blanco es decir Sevilla FC, o al menos el Sevilla FC de los últimos cincuenta años. Sus ojos han visto al Sevilla FC en las oficinas de San Miguel, de la calle Harinas y del estadio. Sus ojos han llorado las pérdidas de su compañero Pedro Berruezo y de su canterano Antonio Puerta. Sus ojos han visto descensos y ascensos, épocas muy duras y épocas de bonanza y títulos, así como han reclutado a una amplia nómina de talentosos jugadores que han hecho de la cantera del Sevilla FC una de las más prestigiosas del mundo».