El Sevilla ya ha terminado su participación en una de las tres competiciones en las que ha estado inmerso desde el principio, por lo que ya se puede empezar a realizar un balance parcial destinado a analizar la Champions League, a la espera de ver cómo remata su curso en la Copa del Rey la semana que viene y de qué forma finaliza la Liga con siete jornadas por disputar. Probablemente haya poco debate a la hora de ponerle nota al Sevilla en Europa: notable alto. Parece lógica tal calificación teniendo en cuenta el potencial real deportivo del Sevilla actual, la entidad de los rivales a los que se ha enfrentado y, sobre todo, hasta dónde ha llegado, a los cuartos de final de la competición seis décadas años después.
Doce partidos para un Sevilla que sólo perdió dos, la cruel ida de los cuartos ante el Bayern, cita en la que se marcó dos autogoles decisivos, y la contundente derrota por 5-1 en Moscú ante el Spartak en la fase de grupos, único lunar de un campeonato que ha llevado a los sevillistas a salir airosos de tres estadios míticos de Europa: Anfield, donde empató con el Liverpool a dos goles, Old Trafford, donde tumbó al Manchester United para pasar a los cuartos (1-2) y el Allianz Arena de Múnich, cosechando un empate donde casi todo el mundo hinca la rodilla (0-0).
Sin duda, son dos los momentos grandes que deja esta Champions para el Sevilla. Primero, la espectacular remontada para empatar ante el Liverpool en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Tras el 0-3 del descanso, el equipo entonces entrenado por Eduardo Berizzo realizó una espectacular segunda parte culminada por un gol de Pizarro en los instantes finales que fijaba el marcador en 3-3. El segundo, el triunfo histórico en Old Trafford, poniendo la rúbrica a una excelente eliminatoria ante un gigante de Europa como el Manchester United. Fue la noche en la que se consagró el mejor goleador del Sevilla, Ben Yedder, quien finaliza su Liga de Campeones particular con ocho dianas a las que hay que sumar otras dos en el play off inicial contra el Basaksehir. Una eliminatoria esta que casi aborta los planes del equipo de Nervión. Aquel disparo al larguero de Emre en el último minuto de la vuelta fue un susto morrocotudo.
Tras ganar cinco veces la Europa League, el Sevilla puso en su mente avanzar en la Champions. Tras el fracaso del curso pasado ante el Leicester, lo ha conseguido este año, incluso llegando a competirle de tú a tú a rivales tan poderosos como el Bayern, vencedor por dos autogoles del propio Sevilla. Tres participaciones consecutivas para el equipo de Nervión, que se quedó en la fase de grupos en la 2015-16, llegó a los octavos hace un año y ahora se ha quedado a las puertas de las semifinales.