La ralentización en el ritmo de producción del avión de transporte militar A400M, que Airbus ha programado para este año y sucesivos ejercicios –y así dar tiempo y espacio a la llegada de nuevos encargos que mantengan vivo el programa– se dejará sentir sobre el empleo en San Pablo. Así lo ha reconocido el consejero delegado de Airbus, Tom Enders, durante la presentación de resultados del grupo en Toulouse.
Enders, que no concretó cómo se traducirá ese recorte, precisó a preguntas de los periodistas que asume que la bajada de cadencia se trasladará al empleo. «Mentiría si dijera que no tiene efecto sobre el empleo, pero lo mitigaremos tanto como podamos», con la recolocación en otras actividades del grupo para no perder puestos especializados y de alta cualificación.
La compañía ya ha emprendido este año una reducción del ritmo de producción para extender los años de vida del avión militar. En 2017 Airbus entregó 19 aeronaves frente a las 17 de 2016. Para este año se prevé reducir esta cifra hasta 15 unidades y bajarla hasta las 11 entregas en 2019. El programa cuenta con 174 encargos, de los que 58 ya ha salido de la planta sevillana de San Pablo.
Insistió, no obstante, en que el principio de acuerdo logrado con las naciones anunciado el pasado 7 de febrero y que supondrá una flexibilización en el calendario de entregas y una hoja de ruta para implementar las capacidades tácticas, vendrá a garantizar el nivel de producción y empleo en la planta de montaje de San Pablo a medio plazo y a minorar los riesgos del programa.
De hecho, la negociación con los clientes –falta aún por firmar el acuerdo definitivo y vinculante– incluye modificar el ritmo de entregas para poder entremeter y dar prioridad a los pedidos de exportación de nuevos países una vez que lleguen. En este sentido, Enders indicó que se están haciendo campañas para conseguir nuevos encargos pero que las expectativas no se concretarán hasta que el avión esté «maduro».