Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
Actualizado: 20 dic 2016 / 07:00 h.
  • El director de Ventas y Marketing en España y Portugal de la compañía irlandesa, José Espartero, en la terraza del Hotel Inglaterra. / Jesús Barrera
    El director de Ventas y Marketing en España y Portugal de la compañía irlandesa, José Espartero, en la terraza del Hotel Inglaterra. / Jesús Barrera

Un tercio de los vuelos que circulan del Aeropuerto de San Pablo tienen el sello de Ryanair, la compañía que revolucionó la forma de viajar. Con 29 destinos, un tráfico de más de 1,6 millones de pasajeros y 1.200 empleados sólo en Sevilla, la compañía irlandesa presenta sus propuestas para seguir aumentando la llegada de turistas a la capital hispalense.

—Acaban de anunciar tres nuevas rutas que conectarán Sevilla con Ibiza, Valencia y Nápoles durante el próximo verano, ¿pero puede haber cambios?

—No descartamos que haya otra posible ruta de aquí a principio de verano para Sevilla. Valencia, de hecho, se añadió hace unos días.

—Por números, San Pablo es su segundo aeropuerto más importante en Andalucía. ¿Cómo ha evolucionado el negocio en los últimos años?

—Desde que pusimos en marcha el programa Siempre mejorando, hemos incrementado un 10 por ciento anual el número de pasajeros en Sevilla. Así, desde el año 2014 hemos sumado 100.000 pasajeros nuevos al año y pretendemos alcanzar el año que viene los 1,6 millones de personas transportadas. En los últimos cuatro años ha aumentado anualmente sobre un 10 por ciento siendo la afluencia de clientes.

—En Andalucía operan en Málaga y Sevilla con base y también tienen conexión además con el Aeropuerto de Jerez. ¿Tienen en mente convertirlo en base?

—No se puede confirmar que Jerez vaya a ser base. Estamos inmersos en nuestro plan de expansión y lo fundamental es tener el control de los costes para poder ofrecer unas tarifas bajas. Para que se base o no se tienen que comparar con los 200 destinos que tenemos en Europa, y si hubiera una garantía de coste bajo podría haber opciones.

—Aena va a congelar las tasas aeroportuarias...

—Nuestro plan de expansión en España tiene cierta garantía porque sabemos que Aena va a congelar sus tasas en los próximos años, aunque se recomienda que bajen un poco más. Nuestra política de expansión es muy clara: si suben los costes y en otro destino son menores, pondremos nuestra capacidad en otro mercado. El ejemplo se vio cuando Aena decidió doblar los costes en Madrid y Barcelona hace unos años, la respuesta de Ryanair fue inmediata y se recortó capacidad y la pusimos en otros mercados.

—100.000 nuevos pasajeros al año en Sevilla, ¿cuál es el secreto para no parar de crecer?

—Es muy simple: ofrecer la mejor atención al cliente. En ese sentido hicimos muchos cambios a través del programa Siempre Mejorando. Primero se transformó la página web donde ofrecemos al cliente la oportunidad de tener una página personalizada en base a sus preferencias. Luego hay que tener un producto bueno. Estamos recibiendo de media un avión nuevo cada diez días. Y además nuestras tarifas son bajas porque tenemos el coste unitario más bajo de la industria. El cambio también pasa por una nueva imagen de los aviones, que son más anchos, más cómodos y los compartimentos para el equipaje también son más profundos. Además jugamos con los colores, empieza a predominar el azul porque el amarillo resultaba demasiado agresivo. El objetivo es mejorar la experiencia de vuelo. Y si podemos ofrecer unas tarifas atractivas, un servicio al cliente óptimo y una puntualidad del 90 por ciento, el cliente repite. Pero si falla alguno de estos factores, como pudimos ver este verano con una compañía nacional... Estimamos que en los próximos cuatro años, el 30 por ciento de asientos extra que se calcula llegarán al mercado vendrán de la mano de Ryanair. Por el momento, la mitad del tráfico aéreo low cost que entra en España lo hace con nuestros aviones.

—Hace cuatro años recibieron muchas críticas por sus normas de facturación y algunos episodios en los que la ruta se tuvo que desviar. ¿Qué aprendieron de esos errores?

—Ryanair es la aerolínea líder en low cost en Europa, se puede decir que es la compañía que democratizó el transporte aéreo en Europa, pero para poder hacerlo tuvo que cambiar también un poco las normas. Es verdad que había una disciplina militar exagerada pero era justamente para cambiar ciertas costumbres. Simplemente hace diez años la rotación de una avión –desde que desembarca y vuelve a salir con pasajeros– era de una media de 45 minutos, hoy en día Ryanair lo hace en 25 minutos. Estos veinte minutos de diferencia son muchos más vuelos que podemos hacer y mayor rentabilidad, lo que nos permite ofrecer mejor tarifa y servicio al cliente. Una vez que los pasajeros cambiaron su forma de viajar permitió a la compañía relajar las normas. El cambio ha sido un éxito inmediato y la prueba de ello es que este año transportaremos más de 119 millones de pasajeros en Europa. Para la opinión pública ya no somos la aerolínea agresiva de antes, ahora nos toman como referencia por la calidad del servicio.

—Habla de democratizar el turismo, pero ¿cómo desestacionalizarlo?

—Hay ciertos mercados que se están estabilizando, como Canarias donde el clima es bueno todo el año. Pero hay destinos en los que estamos haciendo propuestas para dinamizar la llegada de turistas en invierno. Este año lo intentamos en Palma de Mallorca y las administraciones nos apoyaron, el problema fue las condiciones de Aena.

—El presidente de Ryanair, Michael O’Leary planteó hace unos días la posibilidad de viajar gratis.

—El coste cero quizá ser un extremo, pero sí es posible tener unas tarifas muy económicas. Hace unos años O’Leary dijo que tener vuelos a 10 euros no era imposible y nosotros hoy tenemos ofertas de 9,99 euros. La idea es que alrededor de un pasaje pueda haber una actividad económica que permita reducir los costes. Es decir, a la actividad que pueda haber en un aeropuerto, como restaurantes o tiendas, lo que permite al aeropuerto tener más ingresos para que pueda rebajar los costes a las compañías aéreas. Además, las aerolíneas también pueden tener servicios extra como la venta a bordo o a través de la página web con alquiler de coches u hoteles, que es otra fuentes de ingresos y te permite rebajar costes. Por ejemplo, la bajada del precio del crudo nosotros lo repercutimos directamente en el precio del billete.

—Billete de avión, hotel y coche de alquiler, ¿no se parece al servicio del touroperador?

—Trabajamos más como el Amazon del turismo, ya que le ofrecemos al cliente la posibilidad de hacerse una página personalizada de productos. Con Ryanair Holidays tiene la posibilidad de hacerse un paquete dinámico, que se hace en conjunto con la compañía española Logitravel, con la posibilidad de contratar el hotel al mejor precio. Y ahora hemos presentado Ryanair Rooms –¿al estilo Airbnb? Sí–, que ofrecerá un abanico de distinto tipos de alojamientos. En principio estos dos servicios se presentaron en el mercado inglés y alemán, pero esperamos que está operativo a lo largo del primer semestre de 2017 en España y Portugal.

—¿Podremos cruzar el charco con Ryanair?

—De momento no está dentro de nuestro horizonte. Es verdad que se habló de tener largo recorrido, interesa la idea, pero no es el momento adecuado y tampoco tenemos la flota adecuada para hacerlo. Según Michael O’Leary, se considerará en los próximos cuatro o cinco años, aunque llegaremos a Estados Unidos bajo otra marca dentro del grupo. Por el momento, estamos negociando con varias aerolíneas que sí tienen vuelos intercontinentales, porque la realidad es que indirectamente ya alimentamos los aeropuerto principales de Europa para que el pasajero luego dé el salto al largo recorrido con otra compañía. Por ejemplo, muchos pasajeros que salen de Barcelona a otros continentes llegan al aeropuerto a través de Ryanair.

—¿Cree que hay mucha falsa low cost?

—Sí. La tarifa media de cualquier otra aerolínea es tres veces superior, cuando comparas. Mientras que nuestra tarifa media en toda la red es de 46 euros, con previsiones de que baje a 39, el billete más barato de la media del sector está en 151 euros. Nosotros miramos más la ocupación que la tarifa. Cuando se liberalizó el tráfico en el año 96, hubo un boom de aerolíneas pero la estructura era más pesada y los costes mucho más caros, por lo que las aerolíneas tradicionales tuvieron que adaptarse. Ryanair, por ejemplo, solo trabaja con un modelo de avión por lo que sus trabajadores pueden dar el salto de un vuelo a otro sin problema, además el mantenimiento es el mismo para todos los aviones.

—¿Cuál es la meta para 2024?

—El objetivo es llegar a transportar 200 millones de pasajeros al año, que se dice rápido pero es muy importante. Ya de media, por mes, transportamos más de 11 millones de personas, cifra a la que no llegan algunas compañías al año. Para conseguirlo vamos a abrir nuevos mercados, como rutas con el Este de Europa.