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Actualizado: 16 feb 2020 / 14:05 h.
  • La sevillana FEDEME, patronal pionera en España

Su página web nos informa: “Constituida con carácter oficial en mayo de 1977, la Federación de Empresarios del Metal, FEDEME, fue la primera patronal que se organizó en España ante la exigencia de la situación sociolaboral del sector y del momento, lo que la llevó a constituirse antes que la CES (Confederación de Empresarios de Sevilla) y la CEA (Confederación de Empresarios de Andalucía), e incluso antes que la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales). Desde sus inicios se ha caracterizado por ser una Federación de empresarios, formada por empresarios y dirigida en cada una de sus etapas por empresarios del sector del metal”.

Aquel tardofranquismo y aquellos años en los que comenzaba la transición política tras la muerte de Franco en 1975 fueron especialmente conflictivos laboralmente en Sevilla y en esta conflictividad destacaron las protestas de los trabajadores del metal. Como periodista recuerdo los enfrentamientos entre policías y trabajadores que se propagaban incluso por las calles del centro de la ciudad, era el sector empresarial del metal el más importante de la economía sevillana y era el brazo obrero del metal de CCOO el más fuerte y mejor organizado de los sindicatos entonces clandestinos, en una época donde se podía hablar casi en exclusiva de CCOO porque UGT casi desapareció del mapa durante la resistencia obrera antifranquista.

La sevillana FEDEME, patronal pionera en España

Las carreras de los trabajadores, los golpes y detenciones de las fuerzas de orden público, sembraban el temor en el casco histórico de la ciudad, no era fácil cubrir periodísticamente aquello porque no se trataba de manifestaciones legales como las de ahora sino de protestas que casi de inmediato acababan siendo disueltas por las fuerzas de orden público y los obreros corrían a refugiarse donde podían, de forma similar a como hacíamos los estudiantes.

Yo entonces gozaba de ambas condiciones, la de estudiante y la de periodista, y los periodistas corríamos lo más cerca posible del conflicto para intentar cubrir, en lo posible, lo que estaba pasando. Este diario hacía ya años –bastante antes del nacimiento de FEDEME en 1977- que se había atrevido a inaugurar las que seguramente fueran las primeras páginas de información sobre el mundo laboral en el periodismo de aquellas calendas, gracias a la iniciativa de dos sacerdotes: José María Javierre, director, y Eduardo Chinarro. A Javierre lo señalaron en la ciudad como el “cura rojo” pero nunca lo fue, al contrario que Chinarro, pero uno y otro coincidieron en que lo que estaba ocurriendo era algo noticiable de primer nivel y colocaron al periodismo por delante de las presiones de la dictadura franquista.

Unida a la historia de Sevilla

Dicen desde FEDEME que su historia “va inseparablemente unida a la propia historia de Sevilla. En este sentido, la Transición Española fue un momento clave para la economía sevillana, duramente castigada por la crisis del petróleo y las decisiones erróneas en materia económica adoptadas por el Gobierno central de aquel entonces. Este clima de tensión aumentó enormemente la conflictividad laboral que se trasladó a las calles. En 1975, la tensión laboral, sobre todo en el sector del metal, era insostenible: cierran numerosas empresas, aumenta el paro y la inflación alcanza el 25%, rompiéndose así todas las negociaciones entre obreros y patronos”.

Había necesidad de que los empresarios comenzaran a organizarse, tampoco lo tenían fácil porque el régimen era represivo con la población en general y en ella se encontraban los empresarios que no estaban claramente al lado de la dictadura. Eran tiempos en los que se empezaba a preparar en Madrid la maniobra lampedusiana que fue la transición -cambiar todo para que nada cambiara-, y todo el que no estuviera bien conectado con aquella maniobra debía quedarse quieto hasta que comenzara a finalizar.

Es por ello por lo que FEDEME informa de que, ante la situación de conflictividad laboral propia de aquella época, “un grupo de empresas lideradas por Abengoa e Isa decidieron pasar a la acción. Estamos ante el nacimiento de la Federación de Empresarios del Metal. A partir de ese momento tienen lugar una serie de reuniones clandestinas con la intención de crear una asociación patronal independiente”.

El impulsor de este gran proyecto –recoge la web de FEDEME- “fue el adelantado y decidido, Juan Salas Tornero, entonces representante de Isa, quien, junto a Rafael García Hernández Ros, de Abengoa, organiza una reunión en el desaparecido bar Los Corales de la sevillana Calle Sierpes, a la que asisten, entre otros: Francisco Alba, Eduardo Pérez Serrera, Manuel García Navarro, Manuel González Franco, José Luis Herrera o Antonio Galadí. Este grupo, junto a otros jóvenes empresarios muy afectados por la situación en el seno de sus compañías, deciden agruparse como patronal el 29 de septiembre de 1976, teniendo lugar su constitución oficial en mayo de 1977”.

Se crea así la Federación de Empresarios del Metal de Sevilla. La razón fundamental y fundacional de FEDEME era tener el protagonismo en el diálogo social con los trabajadores y negociar los convenios colectivos. Esta circunstancia fue la actividad más importante durante los primeros 20 años de vida de la Federación, ya que representaba el 80% del interés de los empresarios por asociarse.

FEDEME en el corazón

Cuando han pasado los decenios y se mira atrás sin ira y con el rigor que la ciencia imprime a la Historia de los seres humanos, uno se da cuenta del valor de las lecciones de todo tipo que mi pasado como periodista me ha proporcionado. En los albores de los años 80 yo llegué a FEDEME a desempeñarme como periodista, ese personal tuvo a bien admitir al rojo que era yo entonces como jefe de prensa –que se decía en aquellos momentos, en lugar de DIRCOM- de la organización empresarial más poderosa de Andalucía.

Me sentía a gusto en aquel ambiente laboral en la sede de FEDEME que se ubicaba por aquellas fechas en el Edificio Sevilla 1. Mi jefe supremo era Juan Salas, pero mi jefe inmediato se llamaba Antonio María Fernández Palacios, el secretario general de FEDEME, un hombre cordial y tremendamente inquieto que luego ocupó el cargo de secretario del Consejo Andaluz de Cámaras de Comercio, entre otros. Ya fuera de la actividad empresarial, el abogado Fernández Palacios está muy vinculado a la Hermandad de la Macarena como coordinador del área de Asistencia Social. He leído que el año pasado la Hermandad inauguró un nuevo local de Asistencia Social para “ayudar más y mejor” a las personas y familias del barrio. A Juan Salas siempre se le ha vinculado al Real Betis Balompié, un hijo suyo forma parte destacada de la fundación encabezada por Rafael Gordillo.

El ambiente de trabajo no podía ser mejor, con una experta en economía, María José Porro Minondo, y tres en el mundo laboral, Juan Gamito, Gonzalo Escacena y Miguel Escacena, que para mí fueron excelentes fuentes técnicas de información. Entre todos –más diversos colaboradores- me ayudaron en mi trabajo de promocionar FEDEME entre la sociedad a través de los medios de comunicación, lo cual incluyó la elaboración de una revista una de cuyas portadas se adjunta a este texto. Por entonces era ministro de Economía y Hacienda Miguel Boyer y contra él iban las embestidas de un número que se editó en 1983, por tanto, un año escaso después de que el PSOE de Felipe González llegara a la Moncloa con aquellos casi once millones de votos.

Cuando ahora he querido saber de aquel trabajo que a principios de los años 80 este periodista simultaneaba con la corresponsalía de La Vanguardia y con ser miembro de la redacción de informativos de Radio 80 –por la tarde ambos cometidos, por la mañana FEDEME, había que ganarse la vida como fuera- encuentro que la FEDEME de hoy está presidida por Francisco Javier Moreno Muruve pero lo más entrañable para mí es observar que la comunicación está a cargo de una de mis antiguas y destacadas alumnas, Rocío Fernández Jiménez.

A Rocío seguro que no le ocurre lo que me ocurría a mí con un empresario de FEDEME que cada vez que iba a una reunión y me veía por allí insistía en que me cortara la barba. Usaba un tono irónico, pero me lo decía de verdad, comprendo que había algunas mentalidades demasiado conservadoras en FEDEME y que yo tenía abundante barba en un momento en que ser barbudo era ser rojo. En efecto, yo lo era, pero, como ahora, por encima de todo era periodista y estudioso de la sociedad, eso sí, como tenía que defenderme, se me ocurría recurrir al argumento conocidísimo e infalible de replicar que Jesucristo llevaba barba también. Esa respuesta suele ser inapelable.

Al margen de anécdotas, lo que es necesario para Sevilla es un renacer fuerte de la industria del metal que suponga un reforzamiento de la base socioeconómica de la ciudad y provincia, la historia del metal sevillano bien que lo merece, de ahí que sean muy lógicas las voces empresariales que claman por el relanzamiento del A400M y por su complementación con aparatos aéreos civiles. Sólo el ensamblaje de un avión dio lugar a un parque aéreo tecnológico en suelo sevillano. Habrá que seguir insistiendo en que se reabra y consolide esa senda.