Inspirar, espirar... y degustar. Sólo tres verbos marcan el devenir de sentimientos que uno tiene al adentrarse en un templo en el que los árabes dejaron un sello que la familia Ramacciotti perpetúa después de tres generaciones, ofreciendo ese punto entre lo clásico y moderno que hace saborear en cada paladar el verdadero sentir de la palabra gastronomía.
San Marco es el nombre del nexo que une a la perfección el barrio de Santa Cruz con el buen gusto y que, desde el pasado jueves 17 de septiembre, reabrió sus puertas a Sevilla para tratar que esta persistente lucha contra el COVID-19 se haga más llevadera. Al menos de jueves a domingo, días en los que, por ahora, estarán abiertos los únicos baños árabes (datan del siglo XII) abiertos al público en los que el placer abarca desde lo visual hasta la mismísima boca del estómago. En plena judería hispalense, y a los pies de la Giralda, la ciudad tiene una cita en el lugar en el que la inspiración es palpable más allá de la que tuviera Quevedo para elaborar su novela ‘El buscón’.
La familiaridad se respira en el ambiente desde que se contemplan los arcos mudéjares de esta casa de la que ya se avecina un relevo en la gerencia. Angelo Ramacciotti ya le abierto paso a su hijo Fabio (formado en la tradición gastronómica familiar y con la experiencia laboral en distintos países como aval) para que, paulatinamente, termine haciéndose cargo de la dirección del negocio.
En su reapertura, Angelo cuenta a El Correo de Andalucía cómo, en los 44 años de vida de San Marco, la crisis acaecida por el COVID-19 ha incidido tanto en su restaurante como en el resto de la hostelería sevillana. Sus palabras se encuentras marcadas por el optimismo hacia el repunte económico y la recuperación de este sector, la pasión por su trabajo y el amor a la ciudad que lo sigue acompañando después de tantos años.
¿Crisis peor que ésta?
En los 44 años que llevamos sumergidos en el sector hostelero, no hemos vivido nada igual. Esta crisis es única. En los años 70 tuvimos hubo otra recesión económica importante pero, al no existir la sociedad de consumo actual, la repercusión no fue tan grave. Eran periodos en los que las crisis se sobrellevaban de otra manera.
Sevilla y la hostelería...
Nosotros abrimos el pasado jueves 17 de septiembre y la respuesta del público ha sido positiva. Creo que la gente de aquí está concienciada sobre la importancia de tender la mano a nuestro sector. Tanto es que sentimos que la sociedad nos apoya que nuestra idea no es dar marcha atrás. Ahora mismo estamos atendiendo de jueves a domingo y tenemos intención de ir sumando días progresivamente. Por supuesto, ya hemos adaptado nuestra casa para que cumpla con las medidas de seguridad pertinente para que todo el que quiera pueda acudir.
Por otro lado, me gustaría recalcar que todos los negocios de esta calle (Mateos Gago) estamos haciendo frente a lo que llamamos el COVID-2, haciendo referencia a las obras en plena calle (nos dijeron que acababan en febrero) que obstaculizan el paso para acceder a los locales. Más todavía al nuestro, situado en la calle Mesón del Moro. Estoy seguro de que todas las personas que han acudido lo han hecho porque nos conocen, lo que es señal de que gustamos al público. Nuestro agradecimiento es total.