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Actualizado: 17 oct 2016 / 07:29 h.
  • El empresario sevillano Francisco Vela, en uno de los viajes realizados a Benin (África). / El Correo
    El empresario sevillano Francisco Vela, en uno de los viajes realizados a Benin (África). / El Correo

Devuelven a la sociedad parte de lo que ésta les ha aportado, y lo hacen desde distintos ámbitos: social, laboral, cultural, patrimonial, formativo... Son muchas las empresas que a través de sus fundaciones desarrollan responsabilidad social empresarial. Pedimos al presidente de la Fundación Empleo y Sociedad, José Ramón Bécares, que enumere algunos casos concretos. Entre ellos se encuentra el Grupo Fuerte Hoteles, cuya fundación se dedica a las personas con escasos recursos económicos; la Fundación Persán, que procura la integración laboral de personas en precaria situación social, promover el emprendimiento, becar estudiantes e investigadores; la Fundación Cobre las Cruces, con multitud de actividades orientadas al desarrollo social y económico de su entorno. O la suya, Dopp Consultores, a través de la Fundación Empleo y Sociedad, cuyos fines son el desarrollo del emprendimiento y de programas relacionados con las políticas activas de empleo y promover la acción social en el seno de las empresas. Pero reconoce que «sería injusto» no citar otras muchas como la Fundación Ayesa, la Fundación Cruzcampo, la Fundación Cajasol, Fundación Hélice, Fundación Adecco, Fundación Endesa, Obra Social La Caixa... entre otras muchas empresas y entidades que apoyan y dedican esfuerzos y recursos al desarrollo de estas políticas. Con estos nombres, se les habrá venido a la cabeza el respaldo a emprendedores, el apoyo a personas en riesgo de exclusión, a los niños con menos recursos, la atención a los jóvenes, mujeres, mayores...

De manera inherente a la responsabilidad social empresarial (RSE) se encuentra su contribución al desarrollo sostenible y al bienestar social «integrando de una manera transversal las preocupaciones sociales, laborales, medioambientales y de derechos humanos que surgen de su relación y diálogo con los grupos de interés», apunta Marcos González, presidente de Corresponsables. Por ello, admite que aún hay empresas pequeñas que entienden mal el concepto y lo confunden con el donativo, la filantropía o la acción social. «Es muy importante colaborar con la comunidad o los más desfavorecidos, y es una parte de la RSE, pero no lo es todo». Adoptar medidas como la flexibilidad laboral en las plantillas, el teletrabajo o la conciliación, así como reciclar y hacer un uso eficiente de la energía es integrar RSE en la gestión de una pyme, que además genera orgullo de pertenencia de los trabajadores y ahorro económico. «Somos una pyme y hemos conseguido ahorrar más de 2.500 euros al año» en energía, precisa González.

Las empresas se están dando cuenta de que, en parte, de incorporar esta estrategia depende su sosteniblidad económica porque se trata de una «ventaja competitiva» que aporta múltiples beneficios tanto para ellas como para sus grupos de interés, comenta.

En primera persona

Pero también hay casos dignos de ser destacados porque además de incorporar esos valores al seno de su organización –«para mí es muy importante la motivación de mis trabajadores»– van un paso más allá.

Francisco Vela es un empresario de éxito. Está al frente de Liconsur, grupo especializado en servicios de limpieza industrial, servicios auxiliares, desratización y mantenimiento de alcantarillado y jardinería, en el que trabajan unas 400 personas. Además, de cuidar del bienestar de su plantilla y sus clientes, en sus ratos libres no para de maquinar para ayudar con iniciativas solidarias en Benín, «uno de los veinte países más pobres del mundo».

Aunque asegura que siempre ha tenido ese carácter solidario «de querer ayudar a mucha gente» y que encima se ve respaldado por el éxito de su empresa, en 2007 fue cuando decidió que «quería hacer algo más grande por los demás». Después de muchos años, cogió vacaciones y se fue quince días a Benín. ¿Por qué este país entre Togo y Nigeria? «Contacté con una iglesia pequeña y muy humilde de Mairena del Aljarafe y tenían contacto con misioneros allí y en Colombia». Fue el primero de unos cuantos viajes que se han centrado en ayudar a las mujeres y los niños.

El resultado a día de hoy es la construcción de tres colegios y un pozo. Pero lo importante es no dejar de pensar en proyectos y ya hay otro en ciernes: la construcción de un hospital maternal en la región de Donga, «un paso más en nuestra lucha por conseguir reducir la elevada mortalidad materno-infantil de la zona». Para su financiación, está promoviendo la organización de una cena solidaria en Sevilla el próximo 21 de octubre a partir de las 20.30 en el Club Zaudín con un donativo mínimo de 55 euros. El pago de reservas y Mesa Cero se puede realizar en la siguiente cuenta ES62 0182 3278 9102 0155 2975.

«El año pasado la cena sirvió para realizar huertos en los que pudieran trabajar 125 mujeres y alimentar a sus familias», explica Vela, que aclara que la contratación de los trabajos la realizan los misioneros que están en Benín y que controlan todo el proceso directamente «para que no se pierda ni un céntimo».

Se trata de una iniciativa que desarrolla de la mano de la Fundación Alaine, que lleva el nombre de una joven que falleció de cáncer a los 16 años y cuyo espíritu de solidaridad y de defensa de igualdad de oportunidades entre los niños sus padres quieren mantener vivo y ayudar con él a los demás.