El Sevilla ha perdido una semana más y puede costarle muy caro, mucho más que el despido de Vincenzo Montella. Cuando concluya esta jornada estará ya fuera de puestos europeos y por si alguien tenía alguna duda, ante el Levante no sólo no hubo reacción y un paso adelante del equipo, sino que fue toda una declaración de que, o alguien llega y zarandea el árbol, o acabará firmando el más estrepitoso de los fracasos en esta liga.
Son días de surrealismo. A Montella, supuestamente, lo protege un director deportivo cesado en diferido, la cabeza de turco que ofreció Pepe Castro y su consejo como si de un coliseo romano se tratara. Sangre para el pueblo, cuando en realidad, lo que se le exigía era que tomara una solución para cerrar la herida de un equipo que se desangra. Montella sigue por Óscar Arias y un informe que le concede aún el beneplácito de la plantilla, esa en la que el técnico italiano no ha confiado durante semanas, en las que ha exprimido siempre a los mismos futbolistas hasta dejarlos hechos unos zorros, sin fuerzas en las piernas y con la cabeza destrozada por el impacto del ridículo en la final de Copa. Las mejores alforjas para afrontar una situación tan delicada, con una carga de presión enorme en una temporada que se le está haciendo larguísima.
Detrás de esos informes se parapeta la inacción de un presidente y su consejo que no han sabido reaccionar a tiempo, que no han visto venir la bolita, y que no tendrán más remedio que tomar una decisión ahora que ven que la bola de fuego se les viene encima. Ya no tienen el parapeto del director deportivo ni informe que aguante después de lo que se vio anoche en el Ciudad de Valencia, donde un equipo que luchaba por evitar el descenso le dio un repaso en toda regla.
El Levante firmó la salvación y Montella, su condena, con un toque surrealista, muy acorde con los días que se viven en la entidad, en la sala de prensa: dijo que ve que su equipo hace siempre el mismo partido «y no puede ser». Pues eso, igual que su presidente y su consejo, sin aportar soluciones en plena crisis.