La sombra del peligro real inquieta en el sendero oscuro del descenso y el retorno al mapa autonómico origina el insomnio del grupo. Son los síntomas del pánico, el único sentimiento capaz de inmovilizar al cazador cuando la prensa, herida, trata de ocultarse en su guarida. José Antonio Granja, un especialista en carreras de orientación, busca conectar las virtudes de sus discípulos en una Liga que está disimulando la credibilidad del Cabecense, un plantel que desconcierta y engancha según el eclipse lunar. Su dicotomía es ya una cuestión sólo apta para interpretaciones extraterrestres.
El Castilleja formó con un 1-4-4-1-1 con Gerardo en la zona de enganche y Plata en la definición. Isco Ortega y Borja, puro músculo y criterio, asumieron la labor sucia de contener el potencial de la pareja de mediocentros del Cabecense, que porfió su fortuna a un 1-4-4-1-1 con Schuster y Dani Marín en la cocina. Ismael y Jesús Mari, dos tipos con patente registrada, generaron los escarceos más creíbles de la formación del Carlos Marchena. El tiempo fue el enemigo del público y de los jornaleros que se batieron el cobre sobre el césped. El primer período caló en el genio de las retaguardias, que soportaron las inclemencias en la primera línea de la trinchera.
En una confabulación extraña, el Castilleja-Cabecense, por momentos un partido de fango y paraguas como en el idílico Viejo Atocha por la intensidad de las precipitaciones, explotó gracias a una acción de escuadra y cartabón. Borja, que ejerció de ancla y guía, dibujó un pase teledirigido a Pipi. Marco, certero, ajustó la manopla y rechazó el primer conato, aunque Plata, astuto, acertó y alzó los brazos en señal de júbilo. El Cense, desprotegido en sus flancos defensivos, recalculó los parámetros del GPS y confió la reacción a Jesús Mari, talento natural. El ‘10’, el número mágico, botó una falta lateral con el tiempo cumplido y Javi Salas, piloto aéreo, firmó un cabezazo para igualar. El nuevo mapa presagiaba una etapa de dudas en el colista, con fe ciega. José Antonio Granja recurrió a Carlitos para generar superioridad numérica en la banda. Y, de repente, el cine mudo. Ismael recibió el esférico en el carril diestro, caracoleó, fintó a su par y cedió el cuero a Dani Marín, que facturó un obús imposible para Josemi, hasta entonces impoluto.
Fue entonces cuando alguien imaginó la rendición del Castilleja, que apeló a su religión para creer. Sin tiempo para un nuevo mensaje, Borja recibió el cuero en el balcón del área, desde donde ejecutó un lanzamiento que escupió la madera antes de significar la ‘X’ provisional. Con el equipaje enfangado y el corazón helado, el Cabecense se amotinó. Negó el diálogo y huyó del contacto directo. Y pagó carísima su osadía. Apeló a la necesidad del enemigo para rentabilizar su ansiedad espontánea.
Pero el Castilleja no aceptó el destino. Granja liberó a Pipi y alteró el ritmo de Borja, auxiliado por Isco Ortega en el repliegue. Y el técnico del Casti, el más listo del patio, detectó el olor a sangre y exigió un plus. Pipi, diabólico, cazó un envío sin aparente peligro para alcanzar la línea del área. Allí amagó con disparar y ajustó el tiro de gracia cuando Marco confiaba en el pase entre líneas. El Antonio Almendro explotó. La lluvia percutía con fiereza sobre el tejado, que crujía de esperanza, cuando Antonio Jesús Falcón reclutó a Lúa para el ataque final. Retrasó a Schuster y acumuló piezas en la medular, pero los anfitriones, solidarios, resistieron y sonrieron. Lógico. Sus corazones aún laten.
Ficha técnica:
Castilleja CF: Josemi, Nene (Carlitos 45’), José Carlos, Juan, Alfonso, Isco Ortega, Juanma, Borja, Plata (Edu Brenes 82’), Gerardo (Juan Carlos 90’) y Pipi.
CD Cabecense: Marco, Lolo, Francis (Lúa 77’), Javi Salas, Bucarat (Pascual 80’), Schuster, Ismael, Dani Marín, Pulet, Jesús Mari y Franco.
Goles: 1-0 Plata (24’). 1-1 Javi Salas (46’). 1-2 Dani Marín (54’). 2-2 Borja (57’). 3-2 Pipi (72’).
Árbitro: Rodríguez Varela (Huelva). Amarilla al local Gerardo; y a los visitantes Lolo y Francis.
Incidencias: 125 espectadores en el Antonio Almendro.