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Actualizado: 09 oct 2017 / 21:54 h.
  • Eduardo Herrera, presidente de la Federación Andaluza, presentando las iniciativas. / RFAF
    Eduardo Herrera, presidente de la Federación Andaluza, presentando las iniciativas. / RFAF

«El deporte forma parte de los derechos esenciales de todo niño, pero no entendido como actividad profesional de alto rendimiento, sino como parte del derecho de niños y niñas al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad. En ese contexto, no hay que olvidar que, antes que deportistas, cualquier menor de 18 años es considerado un niño por la Convención sobre los Derechos del Niño y, como tal, debe ver protegidos sus derechos. Además, el deporte es una herramienta muy potente para promocionar valores clave a los más jóvenes, pero mal orientado puede hacer precisamente lo contrario. Precisamente por eso, es clave el papel simultáneo de una gran cantidad de actores: padres, entrenadores, educadores, medios de comunicación, clubes y federaciones, administraciones y público en general».

La visión de Marta Arias, directora de Sensibilización y Políticas de Infancia de UNICEF España, recogida en la web de este organismo, constituye un buen ejemplo a la hora de poner de manifiesto la necesidad de velar, entre todos, por ese derecho de los niños. Sin embargo, la realidad demuestra que su ejercicio no se desarrolla siempre como sería deseable.

El fútbol, el llamado deporte rey, no es ajeno a esto. Los más jóvenes se encuentran a veces ante situaciones de desprotección, algo contra lo que la Real Federación Andaluza de Fútbol (RFAF) lleva mucho tiempo luchando, hasta el punto de erigirse en todo un referente a la hora de velar por los intereses de los menores en una comunidad como Andalucía en la que el número total de fichas ronda las 105.000 y se disputan unos 4.000 partidos cada fin de semana entre todas las categorías.

Hace unos años, en 2013, la Federación Andaluza se dirigió a la FIFA reclamando cambios en la normativa sobre las transferencias internacionales de menores, dados los casos de perjuicio e indefensión que afectaban a niños que cambiaban de país y no podían jugar en un equipo federado. El presidente de la territorial, Eduardo Herrera, abanderó esta iniciativa y la FIFA terminó estimando su petición y actuando en consecuencia.

Lejos de quedarse ahí, la Federación ha seguido trabajando en pro de los más jóvenes. Prueba de ello es que el pasado mes de abril presentó la figura del Defensor del Menor del Fútbol Andaluz, una institución pionera en Europa nacida con el objetivo de defender los derechos de los menores en el fútbol y sus modalidades en Andalucía (fútbol sala y fútbol playa, entre otras), sobre todo en asuntos relativos a presuntos abusos, violencia física o verbal, discriminación, desarraigo o indefensión.

Por el Defensor del Menor pasan los expedientes que, si procede, son a su vez trasladados a los comités de disciplina e incluso al Defensor de Menor de la Junta de Andalucía, la Delegación del Gobierno y a la Fiscalía de Menores.

Con anterioridad a esta iniciativa, la Federación Andaluza puso en marcha otras, como, por ejemplo, la Escuela de Padres, en la que, a través del Centro de Estudios, Desarrollo e Investigación del Fútbol Andaluz (CEDIFA), se dan charlas formativas a padres y tutores.

También se creó la denominada Tarjeta verde, mostrada al jugador, técnico, empleado, afición o club que destaque por su juego limpio. En el caso de los jugadores, al siguiente partido lucirán un brazalete con el lema Jugador Fair Play. Todo club cuyos integrantes vean tres durante la temporada obtendrá la consideración de Club Deportivo; si alcanza las cinco, la de Club Fair Play.

También se han puesto en marcha iniciativas relacionadas con los árbitros. Todos los menores llevan en la camiseta un distintivo con el lema Árbitro Protegido RFAF: -18. Se pretende recordar así al posible agresor que está ante un menor y que, en caso de agresión física o verbal, se aplicaría dicho agravante.

Otra medida, orientada a padres y aficionados en general, es la colocación de un cartel en las instalaciones donde haya menores con el rótulo Instalación protegida a los menores. De esta forma, se avisa de que cualquier agresión a un menor conllevará consecuencias especiales de gravedad, previa denuncia ante los juzgados.

Existe también la posibilidad de sancionar con la pérdida de puntos por reincidencia en comportamientos violentos, al igual que la suma de puntos en la clasificación si se obtiene el Premio al Juego Limpio. Según explicó el presidente de la RFAF en su día, los clubes que destaquen por el juego limpio tendrán un premio económico (gastos federativos, material deportivo...).

El resto está servido. Ahora, la cuestión es hacer, entre todos, que lo excepcional se convierta en habitual.