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Actualizado: 12 oct 2017 / 00:03 h.
  • El extremo sevillista Curro controla el esférico bajo la presión de Abdullah. / Jesús Barrera
    El extremo sevillista Curro controla el esférico bajo la presión de Abdullah. / Jesús Barrera

Cuando el descenso inquieta y perturba, el crecimiento es una señal de fe. Una luz de creencia ciega e inquebrantable. Un mensaje revelador en pleno desierto. El Sevilla Atlético se conectó a una máquina de oxígeno gracias a una igualada de matices ante un Cádiz rácano y sin profundidad. Previsible y sin el ingenio de la figura del típico killer que decide y determina. Que sonríe cuando la burla de la necesidad es una realidad.

De inicio, Luis García Tevenet dispuso un 1-4-2-3-1 en el que Yan Brice asumió el rol de apagafuegos. El pivote camerunés secó el potencial creativo de un Cádiz que apenas se prodigó en la zona enemiga en el primer acto. Su aparición más creíble nació en las botas de Álex, que filtró un pase interior hacia la cabeza de Álvaro. El ‘11’ exigió la mejor versión de Churripi, soberbio en la cruceta. El filial del SFC trató de taponar las vías de evacuación de su oponente y porfió sus esperanzas a la velocidad de Pozo, sin su habitual dribling, y al talento de Carlos Fernández, que intimidó a Cifuentes con un lanzamiento ajustado tras una acción asociativa con Mena.

El Cádiz de Álvaro Cervera soportó el combate con una maraña tejida en la medular, la cocina en la que Abdullah y Álex buscaron conectar con Álvaro García y Salva Sánchez. Carlos Fernández firmó el último flirteo antes de que el CCF regalara una opción de peligro real con una interpretación errónea del laboratorio en una falta lateral. El descanso concedió crédito a la apuesta del B, que asumió el control de la posesión. El cuadro anfitrión fue ganando presencia en territorio hostil de forma progresiva. Y en una ráfaga repentina, Mena controló el esférico en el vértice del área, acomodó la bola a su bota, fintó a su par y facturó un disparo que se marchó a escasos centímetros de la madera. Cifuentes, rostro pálido, gritó con rabia.

El B, con Carlos Fernández alternando su rol con el veloz Curro, repitió escarceo cuando el extremo de La Palma del Condado firmó un servicio sensacional hacia Mena, errático en la muerte súbita. El propio Carlos Fernández, sin ángulo, reactivó el casillero de acciones ofensivas en un momento de dudas e intercambio de mensajes. El Sevilla Atlético percutía y el Cádiz, con veneno en la mochila y veteranía en el DNI, interpretó que la ‘X’ a domicilio en la Segunda División es sinónimo de escalada a pulmón.

Sin Matos, expulsado, sobre el césped, Borja San Emeterio debió multiplicar su ritmo de trabajo para participar en el repliegue, un concepto que fue asumido como propio por el internacional Marc Gual. El colista se rebeló y cerró el compromiso en las inmediaciones del área de Cifuentes, un veterano de guerra que alzó el pulgar en señal de conformidad cuando el colegiado señaló el final del combate.

Ficha técnica:

Sevilla Atlético: Churripi, David Carmona, Berrocal, Álex Muñoz, Matos, Fede San Emeterio, Yan Brice, Mena (Borja San Emeterio 85’), Curro (Boutobba 75’), Pozo y Carlos Fernández (Marc Gual 80’).

Cádiz CF: Cifuentes, Rober, Servando, Kecojevic, Brian Oliván, Álex, Abdullah (José Mari 78’), Álvaro García (Moha Traoré 70’), Rubén Cruz, Salva Sánchez y David Barral (Alberto Perea 65’).

Árbitro: Prieto Iglesias (Navarra). Expulsó al local Matos (85’). Amarilla a los locales Fede San Emeterio y Curro; y a los visitantes Rober, Álex y Brian Oliván.

Incidencias: 4.663 espectadores en la Ciudad Deportiva José Ramón Cisneros. Nutrida presencia de aficionados visitantes.