Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
Actualizado: 10 abr 2017 / 09:19 h.
  • Un ‘hasta pronto’ de leyenda
    Monchi, despidiéndose con la camiseta del Sevilla y el dorsal 16 junto a los trofeos. / Manuel Gómez
  • Un ‘hasta pronto’ de leyenda
    Los Biris volvieron a animar como ellos saben. / Manuel Gómez

Hay que ser muy buen profesional y muy carismático en esto del fútbol para que el día de tu despedida te homenajeen por todo lo alto, pero hay que ser todo eso y mucho más para que te digan ‘hasta pronto’ de la forma en que el sevillismo se lo dijo a Monchi.

Han sido numerosos los pequeños actos de agradecimiento vividos por el de San Fernando desde que anunció este alto en el camino como director deportivo del Sevilla. Sabe bien que la afición le profesa un enorme cariño, pero posiblemente ni él mismo esperaba una despedida tan estremecedora como la que se vivió minutos antes del partido contra el Dépor.

Horas antes del choque, Monchi se citó con los Biris en la parte alta del centro comercial Nervión Plaza. El motivo, la entrega de una placa de agradecimiento por estos años mágicos. En ese instante, los aficionados desplegaron un espectacular tifo en el que se podía leer ‘Gloria eterna. Leyenda sevillista’, al tiempo que coreaban su nombre. Emocionado, Monchi respondió con la fuerza que pudo sacar.

Pero si sentido fue ese bonito acto, el momento álgido tuvo lugar en el corazón del Sánchez-Pizjuán. Con los numerosos trofeos conquistados durante su etapa como director deportivo en el club en el centro del campo y una afición volcada, Monchi asistió a un momento único, a un momento que nunca olvidará. Espectacular el homenaje del sevillismo al que es uno de los auténticos guardianes de Nervión, un hombre que llegó hace casi treinta años a la entidad con una bandera, la de la humildad y el trabajo, y que se marcha de ella sin haberla soltado un solo día. Atrás quedan épocas de gloria y épocas duras, pero, por encima de todo, queda un sentimiento grabado a fuego en el alma que seguirá llevando a gala allá donde esté.

Monchi no pudo tener un homenaje más sencillo ni más brillante. Tampoco merecía otra cosa que un acto a la altura de la entrega que ha demostrado todos estos años. Su marcha no es cualquiera. Monchi no ha necesitado ser un futbolista de élite para convertirse en auténtica leyenda del sevillismo. Ahora, habrá que seguir trabajando, y más duro si cabe, para que su ausencia no se note. Hay, por suerte, mimbres en la casa como para estar a la altura de las circunstancias, aunque el presidente José Castro haya decidido reforzar esta parcela.

Pero, con permiso de todos, era el día de Monchi. Con la camiseta del Sevilla y el dorsal 16 a la espalda, se despidió en un Sánchez-Pizjuán eternamente agradecido. No podía ser de otra forma. Posiblemente, esto no sea un adiós y sí un ‘hasta pronto’.

Monchi necesita afrontar una nueva etapa personal y profesional y el Sevilla le ha permitido irse tal como deseaba: en paz, con el cariño de todos. Porque cariño, y mucho, fue el que se vio este sábado, el sábado de Monchi, en el día en que el sevillismo volvió a ser una sola voz gracias al aliento de los Biris. Y para que la fiesta fuera completa, el equipo ganó, dando una alegría así a la afición.