Una investigación, liderada por la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de Alcalá de Henares, ha revelando la presencia de microplásticos en el agua potable de varias ciudades españolas, aunque en concentraciones que suponen un riesgo insignificante para la salud humana.
Junto a los plásticos, también se hallaron restos de otros materiales artificiales, como fibras de algodón teñidas procedentes de ropa, que son una fuente potencial de aditivos como los colorantes.
Para el estudio, cuyas conclusiones ha publicado Water Rsearch vía EviroPlaNet (red que coordina a más de una decena de grupos de investigación españoles sobre contaminación por plásticos), se tomaron muestras en 24 puntos de ocho localidades de Pontevedra, Coruña, Madrid, Barcelona, Murcia e Islas Canarias en mayo y julio de 2022.
El muestreo se llevó a cabo en las áreas metropolitanas de Madrid y Barcelona, con 7,3 y 5,5 millones de habitantes, respectivamente; y poblaciones de tamaño medio, como San Cristóbal de La Laguna (155.000 habitantes) o Murcia (450.000), mediante la colocación de filtros de acero en domicilios y lugares públicos.
En todas las muestras se hallaron microplásticos, según el estudio, que revela una concentración media de plásticos de 12,5 ± 4,9 microplásticos por metro cúbico de agua, y de 32,2 ± 12,5 partículas por metro cúbico de agua en el caso de materiales artificiales.
Los plásticos más detectados fueron poliamidas, poliésteres y poliolefinas, materiales utilizados para la fabricación de numerosos objetos de uso común y en prendas textiles.
Según la misma fuente, la caracterización cuidadosa de todas las partículas del estudio permitió realizar estimaciones de la masa de microplásticos contenida en las muestras procesadas: 45,5 nanogramos por litro.
«Este es un valor pequeño y comparable con otros contaminantes que aparecen en aguas superficiales y que de ahí llegan al agua de red, tales como antibióticos. Consumiendo 1,5 litros de agua todos los días se necesitarían 40 años para llegar a ingerir 1 miligramo, lo que muy probablemente indica que el riesgo para la salud humana es insignificante. Esta es una buena noticia», según los autores.