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Actualizado: 06 may 2020 / 03:35 h.
  • Esther Calbo: «La distancia social es clave para que los hospitales recuperen la capacidad de respuesta»

La crisis causada por el coronavirus ha provocado que muchos hospitales hayan cambiado la planificación y organización para dar salida a todas las demandas de los pacientes. Durante semanas los profesionales de la salud han tratado únicamente a pacientes con COVID-19, por lo que ahora necesitan que los hospitales recuperen la capacidad de respuesta que tenían antes.

El Correo de Andalucía ha tenido el placer de conversar con Esther Calbo, doctora en el Hospital Universitario Mutua de Terrassa y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc). La doctora Calbo agradece a la población el comportamiento durante estas semanas y recuerda mantener la distancia social y el lavado de manos, hechos fundamentales para recuperar la asistencia total en los centros sanitarios.

Pregunta: ¿Cómo trabajan los médicos de Enfermedades Infecciosas durante la crisis sanitaria actual?

Respuesta: Los médicos de Enfermedades Infecciosas han sido el eje para articular la gestión, pero no han sido los únicos, porque el volumen de enfermos que ha llegado a los centros hospitalarios sobrepasaba la capacidad de respuesta de los servicios de enfermedades infecciosas. Con el objetivo de contribuir a crear grupos multidisciplinares de profesionales de todos los ámbitos, tanto médicos como quirúrgicos, los médicos de Infectología han puesto su conocimiento a disposición de los demás y se han coordinado con el resto de los profesionales.

De hecho, muchos cirujanos se han convertido en infectólogos para poder responder a la enorme demanda de pacientes que hemos tenido. Creo que ha sido una orquesta sinfónica de conocimientos, competencias y habilidades puestas entre todos los profesionales al servicio de los pacientes.

P- ¿A qué partes del organismo afecta más esta enfermedad?

R- El 80% de los pacientes tiene una infección respiratoria con fiebre, tos, cansancio y dolores musculares, entre otros síntomas. Luego un 15% presenta un estado suficientemente difícil como para requerir especialización, ya sea porque necesitan respiración o porque desarrollan una neumonía. Y en torno a un 5% tiene una enfermedad lo suficientemente grave como para ingresar en la UCI al necesitar soporte ventilatorio.

Mayoritariamente es una enfermedad respiratoria, pero la gravedad depende de los factores de riesgo y la edad. Luego también hay manifestaciones menos frecuentes como coagulopatías o manifestaciones neurológicas como la anosmia (pérdida del olfato) y la ageusia (pérdida del gusto).

P- ¿Se han detectado otros factores de riesgo, aparte de los que ya se conocen?

R- Vamos aprendiendo día a día. Es una enfermedad que existe desde hace solo cuatro meses, por lo que el nivel de conocimiento que tenemos es ínfimo. Estamos como al principio del sida, que no sabíamos nada. Aquí pasa algo parecido, tanto por la forma en la que se presenta la enfermedad como por su tratamiento, la prevención y la respuesta inmunológica. Hay mucha incertidumbre y teorías biológicas por demostrar.

P- ¿En qué consisten los tratamientos que se aplican?

R- Hay tres escenarios de tratamientos: los antivirales, los antiinflamatorios, porque parte de la enfermedad provoca una cascada inflamatoria en el paciente que contribuye al daño que causa el virus, y los tratamientos de anticoagulación. Estos últimos se dan porque el propio estado inflamatorio del paciente genera la formación de pequeños o grandes trombos, por lo que requiere del tratamiento con anticoagulantes.

P- ¿Qué mensaje le gustaría transmitir a la sociedad?

R- Lo más importante es mantener la distancia social, porque esto es clave para lograr que los hospitales puedan recuperar la capacidad de respuesta, tanto para los casos de COVID-19 como al resto de enfermedades. Por eso la población nos tiene que ayudar manteniendo las distancias y la higiene de manos, porque el virus nos llega a la boca, bien por la tos o el estornudo de alguien infectado, o bien porque tocamos zonas contaminadas y luego nos tocamos la cara.