Todos recordaremos siempre a Antonio Escohotado (Madrid, 1941-Ibiza, 2021) por esa voz que proyectaba hacia dentro un fumador empedernido como él, pero sobre todo porque no había programa televisivo donde se debatiese la conveniencia o no de legalizar las drogas donde no participase, muchas veces fumando, y por supuesto a favor de lo primero. Según ha adelantado el diario El País, ha muerto a los 80 años en Ibiza, hace solo unas horas. Ensayista, profesor en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) casi desde que este fundó, Escohotado alcanzó pronto celebridad por una obra de más de 1.500 páginas publicada en tres tomos por Alianza en 1989: Historia general de las drogas, que obtuvo una extraordinaria acogida de crítica y público. El también filósofo Fernando Savater lo calificó de “libro único en la bibliografía mundial, tanto por la amplitud y complejidad de su propósito como por su profundidad”. En España, desde luego, estábamos poco acostumbrados hace tres o cuatro décadas a que alguien defendiera con tanto rigor la legalización de las drogas, pero menos aún a que fuera capaz de firmar una obra magna sobre el asunto.
Escohotado se convirtió muy pronto en un habitual de los programas de televisión, sobre todo por esa obra icónica que había escrito, en su mayor parte, desde la cárcel de Cuenca, donde cumplía condena por tráfico de estupefacientes. Traductor de pensadores como Hobbes, Newton o Jefferson, fue autor asimismo de la trilogía Los enemigos del comercio, cuestión sobre la que también ofreció muchas conferencias. El filósofo era también partidario de la legalización del aborto y era un defensor a ultranza de la inteligencia artificial. Con la juventud actual, sin embargo, era muy crítico: “Es una generación que aún no ha cortado el cordón umbilical y sigue en el útero materno”, apostilló en una entrevista.