La nueva junta directiva de la Asociación de la Abogacía Joven de Sevilla, recientemente constituida, tiene entre sus objetivos la formación de sus asociados y servir de vínculo con el Colegio de Abogados. Entre sus reivindicaciones, se encuentran que se les considere su profesionalidad independientemente de su edad, buen trato por parte de su clientela y en los juzgados y recuperar el reconocimiento y la labor de los letrados que se ha perdido a nivel social y judicial.
Uno de los miembros de la junta directiva es la joven abogada sevillana Aída Escudero García, vocal 3ª, que ha sido colaboraba de esta asociación profesional y anteriormente fue vicepresidenta de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Sevilla. «Entre nuestros objetivos están la formación, ayudar a la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Sevilla y conectar a los jóvenes abogados con su colegio profesional».
El presidente de la Asociación de la Abogacía Joven (AAJ), Juan Miguel Podadera, va a crear las comisiones de formación, eventos y relaciones institucionales. En este sentido, ya han organizado unas jornadas de formación penal y han participado en el Congreso de la Abogacía Joven Andaluza, celebrado en Cádiz el pasado fin de semana, donde se ha tratado sobre cómo interfieren las nuevas tecnologías en el Derecho.
Para pertenecer a la Asociación de la Abogacía Joven (antes llamada Asociación de Abogados Jóvenes) no hay que pagar cuota alguna, ya que dependen de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados. «Cada vez que un joven abogado o abogada se colegia tiene la opción de asociarse. Entre nuestros fines está el dar solución a los problemas que de forma singular afecten a sus miembros, especialmente en sus primeros años de profesión», aclara Aída Escudero.
¿Cuáles son esos problemas?, ¿Qué reivindican los abogados jóvenes?. Según Aída Escudero, las quejas más habituales son que haya «un buen trato hacia ellos tanto en los juzgados como con los clientes, que se reconozca nuestra profesionalidad, independientemente de la edad y recuperar el reconocimiento y la labor de los letrados que se ha perdido a nivel social y judicial».
En cuanto al reconocimiento de la profesionalidad de los jóvenes abogados, lo que ocurre actualmente es que en muchas ocasiones no se les considera sus méritos, pese a que «estamos más preparados que generaciones anteriores. Hoy en día tenemos que hacer un máster de acceso a la abogacía y después el examen que habilita para ejercer. Además, en los turnos de oficio también se requiere disponer de formación específica en determinadas materias«, indica Escudero.
Los abogados, a través del turno de oficio, prestan la asistencia que demandan los ciudadanos que solicitan asistencia jurídica gratuita y la que resulta necesaria. La pertenencia al turno de oficio para los letrados es voluntaria y, para ello tienen que cumplir los requisitos de incorporación exigidos en la normativa vigente. «Parece que la gente considera que el abogado de oficio es malo y el privado es mejor. Todo lo contrario, tenemos más formación. Con los turnos de oficio adquieres mucha experiencia, pero seguimos estando mal pagados. Ha habido mejoras por parte de la Junta de Andalucía, aunque continuamos a la cola en las retribuciones a nivel estatal. En el País Vasco, por ejemplo, cobran el triple que nosotros», dice Aída Escudero.