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Actualizado: 19 oct 2016 / 22:01 h.
  • Un pilar ante la incertidumbre
    Parte del equipo de SOS Desaparecidos. Su presidente, Joaquín Amills, el segundo por la izquierda. / El Correo
  • Un pilar ante la incertidumbre
    Imágenes compartidas por la asociación.

«Nadie está preparado psicológicamente para vivir día tras día con la experiencia de tener un familiar desaparecido. Necesitamos una página final para poder continuar, nuestro día a día consiste en aprender a sobrevivir». Quien habla no es otro que Joaquín Amills, presidente de la Asociación SOS Desaparecidos, un colectivo que lleva funcionando desde el 2007 –aunque no fue hasta 2010 cuando se constituyó como asociación sin ánimo de lucro en Murcia– colaborando en la «difusión de personas desaparecidas de cualquier edad, cuyos familiares no saben qué ha sucedido ni dónde se encuentran».

Precisamente personas como Joaquín, que vivió en sus propias carnes la desaparición de un hijo allá por el año 2008, son el objeto de actuación de este colectivo, que nueve años después de echar a andar cuenta con 11 delegaciones nacionales y cuatro a nivel europeo. SOS Desaparecidos se convierte así en un pilar para los familiares en los primeros instantes de total incertidumbre, de manera que, más allá de la «difusión inmediata» de los datos de personas en paradero desconocido, «también les aconsejamos, asesoramos y, muchas veces, les acompañamos en gestiones policiales o judiciales, brindándoles un apoyo emocional».

En caso de necesitarlo, el contacto con SOS Desaparecidos es bien sencillo, ya que disponen de página web, teléfono de contacto y redes sociales. La respuesta, por lo general, es rápida y, si se hace a través de Facebook, un mensaje automático le pide al emisor que tenga mano la siguiente información: «foto de la primera hoja de la denuncia, nombre y apellidos de la persona desaparecida, edad, estatura, color de pelo, lugar y día de la desaparición y teléfono de contacto de la persona que va a hacer de portavoz». Con estos datos, sus perfiles de Facebook y Twitter se llenan a diario de denuncias de personas desaparecidas que se difunden de manera masiva y que, indudablemente, juegan un papel crucial en su búsqueda.

Pero en el funcionamiento de la asociación existen otras labores menos vistosas, como la promoción de iniciativas institucionales y legislativas encaminadas a facilitar la localización quienes están en paradero desconocido, la creación y administración de bases de datos sobre estas personas o el fomento de la colaboración con unidades de búsqueda y rescate. En este sentido, SOS Desaparecidos mantiene activa una decena de convenios de colaboración con diferentes entidades como la Fundación Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR), la Unidad Canina de Rescate de España, el Despacho de Criminología (Dacrim) o la abogada granadina Teresa Rojas Arquero, especializada en casos de desaparecidos.

Toda esta actividad, además, se realiza con un «presupuesto de cero euros, y no aceptamos ayuda económica alguna que no sean donaciones para campañas que sean necesarias realizar», puntualiza la asociación. De hecho, el balance económico de la asociación del ejercicio 2015 arroja un resultado negativo, ascendiendo a 624 euros los gastos –que incluyen la cuota anual de la web, llamadas telefónicas o fotocopias– y a 240 los ingresos, procedentes de «campaña de donación de 1 euro».

FUNDACIÓN

Ahora, además, han dado otro paso adelante y, tras tomar la decisión en junta directiva, están en proceso de constituir una fundación para complementar la actividad de la asociación: «Los motivos que nos han llevado a emprender este proyecto social son precisamente las carencias de diversa índole que sufren día a día los familiares de personas desaparecidas a medida que avanza el tiempo». Así, alegan que solo con la estructura de la asociación no se puede cubrir la indefensión de las familias a largo plazo, «pues tenemos que dar paso a los nuevos casos de desaparecidos, nuevas familias y la actividad diaria que ello significa».

De esta forma, la fundación nace con el único fin de atender a las familias de desaparecidos «de larga duración, poniendo a su disposición profesionales al frente de las distintas áreas», dando respuesta a las demandas y carencias que sufren y que no cubre ningún estamento ni público ni privado en la actualidad.