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Actualizado: 06 ago 2022 / 19:17 h.
  • Vuelve una de las fiestas más horteras de España

Flores, ropa fosforito, mallas de infarto, extravagancias varias, pelucas, brillantina y atuendos chabacanos o atrevidos, según los gustos, que, por haber, de todo hay.

Son ingredientes de una de las fiestas más horteras de España, la recuperada en Porto do Son (A Coruña) tras las suspensiones debido a la pandemia sanitaria.

En su edición número 21, este fin de semana se vive sin complejos. Más que nunca.

De nuevo están de moda, en el primer estío sin restricciones a causa de la crisis por la covid-19, esos complementos que dan el cante y que habían sido denostados, como enormes gafas, riñoneras, calentadores y hombreras.

Esas desenfadadas prendas y complementos han salido temporalmente de los armarios a la calle acompañando peinados imposibles a base de tupés en su mayor parte.

De todo hay: camisetas hawaianas, pantalones de campana o de pana bajo un calor imponente, mallas de infarto, sandalias y zuecos con calcetines blancos, faldas de vuelo con lentejuelas o de leopardo, e incluso velos de novia.

Y edades, pues para qué, ya que tanto disfrutan niños, como sus padres e incluso los abuelos.

Han pasado más de dos décadas desde que un grupo de amigos de ese municipio gallego diese vida, sin pensar en lo que vendría después, a una bulliciosa cita que hace mucho que se ha convertido en un clásico del mes de agosto.

Así, en este pueblo, cada primer fin de semana del mes en curso, con la excepción de 2020 y 2021 por un minúsculo patógeno que puso en jaque al mundo entero, todo lo que suene a divertido está, sin duda alguna, más que permitido.

Por el título de rey y reina hortera, hay que pelear y mucho. Demasiados rivales.

Bonnie M, o más bien su réplica, es la elección para acompañar este 2022 a los fiesteros, subido a un venerado coche, el 600, como no podía ser de otro modo, un vehículo perfecto para recorrer durante la jornada esta animada villa costera.

Tampoco faltan el chupinazo, la carrera de tacones, el concurso de playbacks y un DJ.

«Muy buenas tardes horteras. Muy buenas. Por fin hemos vuelto. Qué alegría veros a todos aquí», se escuchó antes de las seis de la tarde de este día 6 desde un camión engalanado para la ocasión. Al momento, las ovaciones y los aplausos. Las masas, enfervorecidas y entregadas.

Y, como ya se supone, enseguida llegaron las ganas de bailar pop desenfadado, en el marco de un espíritu de jolgorio, descaro, locura y optimismo.

Desde Chica Ye ye a Menuda fiesta o Matador.

Para muchos de los asistentes, la palabra hortera tiene realmente un significado totalmente distinto al etimológico, pues para ellos representa ser valiente, ir sin perjuicios y no existir pensando en el qué dirán.

Hacer lo que da la gana, porque gusta, es la máxima. Por eso aman la música de los ochenta y los noventa, que es la que más ha sonado.

Son esclavos de ello, convencidos y confesos.