En Sevilla hay lugares donde habita el misterio, unos más conocidos que otros, unos donde se han realizado investigaciones y, los más, territorio “virgen” para el buscador de lo imposible. Uno de los lugares donde es conocido –desde hace tiempo- que suceden hechos extraños es en nuestra vieja y querida Estación de Córdoba, hoy moderno centro comercial Plaza de Armas.
Desde hace años se que ocurren hechos extraños en su interior, desde que era el improvisado estudio de “Estación Radio” y donde queridos compañeros en labores informativas decían que ocurrían hechos extraños, que sentían presencias, pisadas, golpes y hasta en un par de ocasiones habían podido ver una misteriosa sombra.
Las peticiones de investigación a la gerencia del centro comercial resultaron infructuosas pues siempre alegaban –puede que con razón- que “de espantaba a la clientela” ya que “no sería justificable tener a investigadores de lo paranormal sobre las cosas raras que pasan aquí, aunque pasen es mejor dejarlo como está”, me decían ya hace muchos años. Y, como era de esperar, no se pudo hacer nada más allá de ir y hablar con testigos o intentar grabar psicofonías que resultaban tan “contaminadas” que los audios no servían –aunque fueran buenos-.
Ahora resurge de nuevo todo lo que ocurren en su interior gracias al testimonio de una persona que los conoció muy de cerca. Nuestro testigo, Ángel, nos decía: “En la antigua estación de Córdoba hoy en día centro comercial, cine y demás se vieron cosas raras. Niñas en la segunda planta del “Buda Bar”. Una vez cerrado se vio a un tío sentado de madrugada en uno de los bancos y el vigilante aún sigue corriendo de la impresión que le dio”, así comenzaba nuestro particular confidente a narrarnos sus experiencias y lo que otros compañeros le narraron.
“Yo trabajaba de seguridad en el Buda, de portero, y cuando se subía a las plantas de arriba pues sentías los pelillos de la nuca como si alguien te soplase o algo raro, yo jamás vi nada pero las camareras no querían subir solas y yo subía con ellas. Los clientes despistados subían a los baños de arriba cuando ya estaba todo cerrado y se encontraban en la escalera una niña sentada sola, de madrugada, incluso le preguntaban por los baños y ella señalaba” preguntándose por lo que haría allí esa pequeña.
Los guardias de seguridad también atesoran sus experiencias: “Vigilantes ven por cámaras a un tío sentado en los bancos del interior del centro cuando ya todo está cerrado. En una ocasión fue uno con la defensa, después de hablarle y hacerle caso omiso le fue a tocar con la defensa -no pegar, solo dar- con la punta por si estaba dormido y lo atravesó como si fuera una sombra y desapareció”. Las consecuencias fueron inmediatas: “el vigilante se fue y no quiso currar allí jamás”.
Como explicación nuestro testigo nos dice: “Decían que cuando funcionaba el tren y en las obras del centro comercial encontraron en las paredes gente enterrado pero desconozco si es verdad o mentira, yo no estaba presente” y lo que sí es sabido de la muerte de personas que se encontraron mal cuando era estación y murieron allí mismo, lo cual podría ser una explicación para estos hechos.