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Actualizado: 29 ene 2023 / 17:45 h.
  • ¿Sabías que hoy es el día mundial del rompecabezas?

Rompecabezas suena mucho más español que puzzle -o “puzle”, porque el préstamo ya se ha españolizado hasta con permiso del DRAE-, aunque la mayoría de los chicos que siguen jugando a construir un todo a partir de piezas sueltas prefieran hoy el término anglosajón. Lo que poca gente sabe es que hoy, 29 de enero -y desde el año 2005- se celebra el Día Mundial del Puzzle, según insiste en subrayar el sector juguetero de EEUU para aumentar sus beneficios. En cualquier caso, el rompecabezas es mucho más que un entretenimiento, mucho más que un juguete, máxime en los tiempos que corren, en los que cualquier niño -y no tan niño- prefiere entretenerse a este lado de una pantalla y eso de colocar un caos de piezas sobre la mesa para ir colocándolas en orden, en busca de un sentido, parezca un juego del siglo pasado. En rigor, fue entonces, precisamente hace un siglo, cuando los rompecabezas vivieron su época de esplendor.

El primer puzzle lo inventó un geógrafo inglés, John Spilsbury, hacia 1766, y lo hizo rompiendo un mapamundi en trozos, tomando como referencia las fronteras políticas de cada país, es decir, esos límites que hoy se nos antojan tan caprichosos como caóticos porque pocas veces coinciden con fronteras más naturales como ríos o cordilleras. El colmo de esas divisiones hechas con escuadra y cartabón lo encontramos tal vez en África, pues muchas de las fronteras entre países fueron concebidas en despachos de capitales europeas y sus cocineros no tomaron en cuenta aspectos sociológicos o culturales de los pueblos que encerraban esos mapas, sino puramente estratégicos para los países que los habían colonizado, con instrumentos de medición y corte como para hacer precisamente un puzzle. El rompecabezas mayor, de hecho, fue el que se produjo a continuación no solo entre colonias y metrópolis, sino entre antiguos pueblos enemistados que, de súbito, formaron parte de la misma pieza, es decir, del mismo mapa o estado. La intención de Spilsbury fue precisamente que los niños aprendieran geografía.

La primera vez, Spilsbury hizo un mapamundi de madera y recortó cada país. Creó puzles sobre ocho temas: el mundo, Europa, África, Asia, América, Inglaterra y Gales, Irlanda y Escocia. Cuando Spilsbury murió, su viuda, Sarah May, se volvió a casar con un antiguo aprendiz de su marido, Harry Ashby, y fue este quien realmente continuó en el negocio de los rompecabezas.

Fue a partir de 1820 cuando los puzzles comenzaron a comercializarse como juegos para todas las edades. Su dificultad empezó a depender del número de piezas, y en función de ellas se fueron destinando a diversos grupos de edades. Hoy en día, pese a las nuevas tecnologías, que también los han incorporado, siguen siendo uno de los pasatiempos más populares en todo el mundo que sirve, además, para ejercitar la memoria visual y para trabajar la lateralidad al ejercitar ambos lados del cerebro. Hacer puzles aumenta la autoestima, ayuda a ser resolutivo y cultivar nuestra paciencia, una virtud que hoy, cuando todo parece estar a golpe de clic, vive tal vez sus horas más bajas.