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Actualizado: 20 ago 2016 / 18:13 h.
  • Terror en el aula del miedo

La última experiencia recogida en el centro la tenemos en una joven que vio algo que jamás olvidará. Mª. Carmen P. se encontraba en uno de los pasillos del edificio cuando algo al final de él le llamó la atención: ”Primero comencé a escuchar un quejido, un llanto, era alguien que lloraba, que gemía, que lo estaba pasando mal. Venía del otro lado del pasillo y la verdad es que aceleré mi paso para ver que le podía ocurrir, al llegar al sitio de donde creía que podía venir aquel llanto no había nada... Fui a bajar las escalaras y de nuevo aquel llanto surgió tras de mí, parecía venir de una de las aulas, me volví y acudí a la primera de ellas que era de donde parecía venir. Al entrar en la clase no vi nada anormal, allí no había nadie. Pero al ir a cerrar la puerta sentí una frase que jamás olvidaré, me dijo “no, espera”. Y volví a entrar con el corazón acelerado en el aula, allí, al fondo, mirando desde la ventana había una señora, de melena negra, una especie de vestido muy fino o un camisón blanco, y su aspecto era muy pálido, casi estaba azulada. Sabía que aquello no era de este mundo, aquella “mujer” giró la cabeza y me miró con cara enfadada... Me dio miedo, mucho miedo, sabía que aquello era una visión de otro mundo, el aula estaba solo y dos segundos después aquella mujer mortecina estaba allí, era imposible... Salí lo más rápido que pude y entonces, tras aquella experiencia comencé a interesarme por otros compañeros que también había vivido este tipo de experiencias en su interior. Ahora sé que no estoy sola ni loca y que otros como yo han sufrido las mismas experiencias y muchos de nuestros padres apoyan lo que nos ha ocurrido”.

En esta misma línea otros estudiantes nos hablan de extraños fenómenos vividos en clase de francés, con la “señorita Rufu”, experiencias que también llenaron de asombro y pábulo a los sorprendidos estudiantes.

En la actualidad el colegio sigue su rutina educativa pero son muchos los estudiantes que siguen diciendo que allí dentro, en sus aulas, hay algo más, algo que no se puede ver, algo que se percibe, que se presiente, que les acompaña y que, ocasionalmente, deja sentir su gélido aliento, fría voz o macabro juego para terror y espanto de sus víctimas, de las víctimas del misterio.