Histórico
El breve camino entre la inocencia y la muerte
Se miró al espejo para darse el último visto bueno. El negro le sentaba bien, aunque la hacía mayor, decía siempre. Se alisó el pelo trigueño y rebelde y cerró la puerta de su dormitorio, ese refugio pintado de rosa. "Que tengo asuntos que hablar con Miguel", dijo en su casa después de que sonara el porterillo...
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El Correo
Actualizado: 15 sep 2009 / 23:02 h.