Aún es difícil poder establecer una relación de causa-efecto entre la vacuna de Janssen y la aparición de trombos, según el investigador José Alcamí, y como este preparado no se ha empezado a aplicar en España, considera razonable esperar unos días hasta que haya un dictámen científico.
Alcamí, coordinador del grupo de análisis científico sobre el SARS-COV-2 del Instituto de Salud Carlos III, ha indicado a Efe que la covid-19 es una enfermedad "muy rara y tenemos el precedente de AstraZeneca, pero con tan pocos casos será difícil establecer una relación causa-efecto, necesitamos más datos".
En cualquier caso, el investigador y profesor de la facultad de Farmacia de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) Gorka Orive destaca que las vacunas son "el gran antídoto frente a esta pandemia y no debemos perder la confianza en todas las que ya están aprobadas por las agencias reguladoras correspondientes", porque son "lo único que nos pueden hacer salir de esta situación".
Las autoridades sanitarias estadounidenses han recomendado hoy detener el uso en el país de la vacuna de Janssen, filial de la multinacional Johnson & Johnson, tras haber registrado seis casos de un tipo de coágulo sanguíneo "raro y grave", y la empresa ha anunciado que retrasará el reparto de dosis en Europa.
La opinión profesional personal de Alcamí es que, puesto que este preparado aún no ha empezado a usarse en España, donde tenía previsto empezar a llegar hoy, "es razonable esperar unos días y una vez emitido el dictamen científico seguirlo".
Con la recomendación de detener temporalmente el uso de esta vacuna, la autoridad sanitaria estadounidense adopta el principio de precaución, indica Alcamí.
Sin embargo, significa también que las personas que iban a ser vacunadas no lo serán de momento y, por probabilidad, habrá gente del grupo de edad al que iba a ir dirigida que puedan infectarse y desarrolla la covid, "con todo lo que eso supone", agrega Orive.
Alcamí recuerda el caso de Reino Unido, que vacuna a gran velocidad y no ha parado el proceso en ningún momento, porque sus proyecciones les decían que iban a tener 120.000 muertos en seis meses si no vacunaban a dos millones de personas a la semana.
"En ese escenario terrorífico el principio de eficacia ante una situación de emergencia pasa antes que el principio de precaución, sobre todo, porque el efecto secundario es poco frecuente, aunque grave. La decisión -difícil- es si dejar de vacunar va a causar más enfermedad y muerte que vacunar", agrega.
A la espera de saber si hay una relación de causalidad entre la vacuna de Janssen y la aparición de trombos, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) sí confirmó la semana pasada un "posible vínculo" entre la formulación de AstraZenena y estos, aunque los consideró un efecto secundario "muy raro" y estimó que el beneficio de su uso sigue estando por encima del riesgo.
Ambas vacunas están basadas en adenovirus y algunos expertos hipotetizan que podría haber una relación, aunque "es muy pronto para sacar ningún tipo de conclusiones", destaca Orive.
Dado que las dos vacunas utilizan adenovirus diferentes la pregunta que sigue abierta es si este efecto secundario "grave y muy raro" estaría relacionado solo con el adenovirus de AstraZeneca (ChimpAdeno) o es provocado por toda la familia de vectores adenovirales", dice Alcamí, quién también opina que es "difícil de saber, se necesita una casuística mayor".
Los casos registrados hasta el momento son de trombosis de senos venosos cerebrales y, según explica el experto, hay dos trabajos que sugieren que este cuadro se parece a una trombosis inducida por heparina, en que hay autoanticuerpos frente a una proteína de las plaquetas que provocan la agregación de las mismas y la formación de un trombo.
En este momento hay muchos trabajos en desarrollo porque "sería importante encontrar un marcador que nos predijera qué personas van a desarrollar los trombos y cuales no".