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Actualizado: 21 jul 2017 / 23:21 h.
  • Varias personas reciben tratamiento médico. / Efe
    Varias personas reciben tratamiento médico. / Efe

Cuando apenas intentaba recuperarse de los estragos turísticos que ha dejado la crisis de refugiados, la idílica isla griega de Kos fue golpeada la pasada madrugada por un terremoto de una magnitud de 6,6 en la escala de Richter que dejó dos turistas muertos y más de un centenar de heridos.

A las 01.31 de la madrugada hora local (22.31 GMT) el seísmo, cuyo epicentro se encontraba entre Kos y la ciudad turística rusa de Bodrum, a unos 10 kilómetros de profundidad, sacudió durante casi medio minuto la isla. Según muestran las imágenes transmitidas por los medios locales, en cuestión de pocos minutos se derrumbaron parcial o totalmente una serie de edificios antiguos, entre ellos el minarete de la mezquita o partes de las iglesias de San Nicolás o de Ayía Paraskevi.

Dos turistas, un sueco de 27 años y un turco de 39, que se encontraban en un céntrico bar, murieron al desplomarse el techo del establecimiento. Ochenta personas tuvieron que ser atendidas en los hospitales, de las cuales diez permanecen ingresadas –siete en estado grave– por haber sufrido fracturas de diversa consideración o incluso una hemorragia cerebral, como en el caso de un ciudadano sueco.

Desde la pasada madrugada se han registrado más de 170 réplicas, decenas de ellas con una magnitud superior a los 4 grados. El terremoto provocó además un tsunami, cuya onda alcanzó una altura de unos 60 centímetros en Kos y unos 35 centímetros en Bodrum.

En la costa turca el terremoto provocó 354 heridos, 24 de los cuales siguen hospitalizados, según la corresponsal de la televisión pública griega en ese país. El director del organismo de protección contra terremotos, Efthimios Lekkas, explicó en declaraciones a la televisión pública ERT que «todo indica que el terremoto de la madrugada es el principal y que no se espera otro más fuerte».

Lekkas señaló que por suerte en Kos la mayoría de las casas son de relativa nueva construcción y han sido edificadas cumpliendo las normativas. Una de las excepciones ha sido al parecer precisamente el bar derrumbado.

Aunque miles de turistas pasaron la noche a la intemperie por miedo a réplicas mayores, las infraestructuras hoteleras no han sufrido mayores daños. «En ninguno de los hoteles de la isla se han registrado daños importantes», afirmó la presidenta de la asociación de hoteleros de la isla, Konstantina Svinu. Según Svinu, la mayoría de los turistas –actualmente hay entre 180.000 y 200.000 en la isla– están reaccionando a la situación «con calma» y son muy pocos los que han decidido interrumpir sus vacaciones».