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Actualizado: 26 mar 2023 / 16:24 h.
  • La fusión de las hermandades del Rosario y de la Esperanza

No cabe la menor duda que la Hermandad de la Macarena y, especialmente, la devoción a la Esperanza es universal. La basílica es uno de los puntos referentes de la Sevilla turista que poco a poco va ganando la batalla al sevillano de a pie. Sin embargo, esta devoción a la Virgen de la Esperanza Macarena tuvo un momento en la historia en el que no fue tal y como lo conocemos ahora.

En 1791, la hermandad de Nuestra Señora del Rosario se une a la hermandad de la Virgen de la Esperanza y sentencia de Cristo, ambas de la parroquia de San Gil. Los primeros años de esta unión pasó por momentos complicados debido, principalmente, a la cantidad de hermanos que no cumplían con sus obligaciones económicas. Este hecho provocó, incluso, que la hermandad se planteara empeñar las alhajas de la Virgen. Todo esto, unido a que la unión no llegó a fraguar entre los hermanos de una y otra hermandad, desembocó en la convocatoria de un cabildo de hermanos el día 23 de abril de 1797. A este cabildo asistieron unos treinta hermanos, encabezados por el hermano mayor, Juan Castellón, quién tomó la palabra para comunicar que muchos antiguos hermanos de la Esperanza le habían propuesto desligarse de la hermandad del Rosario alegando que «(...) había poco

celo y que se hallaba muy enfriada la devoción de María Santísima de la Esperanza y Señor de la Sentencia (...)». Incluso, informó a los presentes que para consumar la separación

traía reglas para cada Hermandad. Los hermanos aprobaron esta decisión y decidieron acudir al consejo de Castilla para refrendarlo.

La fusión de las hermandades del Rosario y de la Esperanza


El legajo donde encontramos este hecho descrito incluye, incluso, las ordenanzas que habían realizado para la Hermandad de la Esperanza. Catorce capítulos donde podemos encontrar, entre otras cosas, el modo de hacer la Estación de penitencia la madrugada del Viernes Santo (con salida a las 5 de la mañana, por cierto) o las obligaciones de los miembros de la junta de gobierno, algo totalmente común. Sin embargo, en estas ordenanzas encontramos también algo menos frecuente como el orden que tendría la cofradía. Una maravillosa descripción de la estación de penitencia indicando, entre otras cosas, el responsable de la cofradía en la calle, el orden de las insignias e, incluso, el lugar que debía ocupar cada miembro de la junta de gobierno.

La fusión de las hermandades del Rosario y de la Esperanza


Estas reglas nunca llegaron a ser aprobadas y, por consiguiente, la ruptura de las dos hermandades no llegó a consumarse.

Hoy día, como todos conocemos, ambas hermandades siguen siendo una y, por suerte para todos, alejada de todo tipo de problemas que no son más que anécdotas de siglos

pretéritos.