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Actualizado: 28 mar 2017 / 22:40 h.
  • «Quiero que todo sevillano se vea reflejado en mi pregón»
    El periodista Alberto García Reyes, en un momento del encuentro informativo celebrado en el restaurante La Raza. / Jesús Barrera

Alberto García Reyes sigue sin soltar prenda del contenido de su pregón de la Semana Santa. Prefiere que el auditorio que acuda a escucharle el domingo al Maestranza se sienta en la butaca sin prejuicios, sin saber por dónde va a salir. A lo más que llega es a reconocer que en su alocución, que «como mucho durará hora y media», hay pasajes que invitan a «reflexionar, a pensar». «El pregón no es para reñir, pero sí tiene que tener alguna parte para reflexionar» en torno a una celebración que indudablemente tiene su foco en Dios y en la que los sevillanos se echan a la calle para buscar «a Uno que se inmoló en la cruz por nuestra culpa», ha sintetizado este martes el pregonero en el ya tradicional encuentro con los medios en el desayuno de La Raza.

«Pretendo que el pregón sea un espejo y que cualquier sevillano se vea en él», de ahí que este archiconocido periodista sevillano haya omitido conscientemente de su pregón todo ese caudal de vivencias y de actos íntimos a los que ha sido invitado a participar en distintas hermandades a lo largo de los últimos meses a raíz de su nombramiento. «Será el pregón de lo que yo he vivido durante toda mi vida hasta el día que me nombraron».

Se siente «discípulo en muchas cosas» del maestro Antonio Burgos, cree que «Joaquín Caro Romero es un poeta como la copa de un pino», considera que «la prosa de Carlos Colón es uno de los grandes tesoros que tiene Sevilla», se rinde ante «la calidad literaria del pregón de Lutgardo García» y destaca la «profundidad y la autenticidad» del pronunciado por Quico Berjano, pero asegura García Reyes que no es consciente de que lo que ha escrito se parezca a nada de lo anterior. «Procuro tener un estilo en mi forma de ser». De ahí que, consciente del altísimo listón que le dejó el pregonero del año pasado, Rafa Serna, se haya propuesto «pisar otro terreno: el mío, con lo que soy, lo que siento, con mi manera de expresarme. A eso me voy a agarrar, a mi verdad».

Sólo su mujer y sus hijos conocen el pregón en su integridad, aunque reconoce que el arzobispo «lo ha leído». Se declara un «creyente sin complejos», observa la Semana Santa «con el cristal de Dios por delante» y repite que cuando se ve un paso «adonde primero hay que mirar es arriba». «En la Semana Santa hay muchas más verdades que fruslerías».

Después de lo del próximo domingo, «el atril más importante que puede tener ante sí un creyente y un cofrade», se jubilará en esto de los pregones. ~