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Actualizado: 22 may 2020 / 10:36 h.
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  • ¡A lo PIPI!

¡Langstrump! ¿a qué es lo primero que has pensado? ¡qué recuerdos! Pipi era la envidia de los niños: se colgaba de la lámpara del salón, caminaba por la mesa, se iba a dormir cuando quería, tomaba pasteles a la hora de comer y ¡tenía un mono y un caballo! Pipi era la personificación de la diversión, la espontaneidad, la libertad... No es extraño que hayas pensado en ella al leer el título, pero no me refiero a esa Pipi exactamente...

Revelador, sano y divertido

Así es exactamente el tiempo que compartes con los niños. Revelador porque te hacen descubrir cosas que para ellos son evidentes pero para nosotros pasan desapercibido, tienen la capacidad de sacar lo genuíno de lo corriente; Sano, en todos los sentidos, físico, mental, emocional... porque con los niños te ejercitas más a todos los niveles y sientes como tu cuerpo, tu mente, tus emociones se van refrescando y ¡eso es salud! Y es evidente que el tiempo que se comparte con la gente menuda es divertido porque... ¡no paran de inventar! y cuando crees que ya lo has visto todo, empiezas a percatarte de que cada ocurrencia es más original que la anterior.

Gente menuda, momentos gigantes

Éste podría ser perfectamente el eslogan de mis sobrinas. Esta semana (¡por fin!) pude verlas de nuevo. Sofía y Noelia son auténticas fuentes de inspiración, desde sus 8 y 3 años, respectivamente, lo enfocan todo desde la perspectiva de la diversión y la imaginación, de tal forma que donde el ojo inexperto ve una bola de plastilina, ellas dan vida a todo un menú: croquetas azules, jamón verde, ¡hasta un buen puchero! ¡Qué maravilla! Me siento con Noelia en su habitación, me dice: "la comida está lista, ¿qué te apetece?", le contesto que unas buenas croquetas de jamón, me responde: "perfecto, ¡aquí tienes tu puchero!", al tiempo que me pone una olla, con su cuchara y todo, por delante... Me río y para chincharla, meto mi cuchara en su "puchero": "María, ¡no seas traviesa!" -me dice el mico de 3 años...-.

Sofía, la mayor, me enseña como ha reorganizado su escritorio y me cuenta lo mucho que echa de menos a Ana, su mejor amiga, me habla de lo bien que lo pasaban en verano, en la piscina y comiendo pizza... ¡ahí fue cuando vino a visitarme el galgo mental! (esas "ideas relámpago" que, de repente, te iluminan la mente), casi sin darse cuenta, Sofía me estaba describiendo lo alucinante que es vivir la vida "a lo PIPI" porque esos momentos de PIzza y PIscina son buenos representantes de lo que nuestro corazón estima: saborear, con el paladar y con el corazón, esos sencillos ratos de comunión, ya sabes, esos instantes en los que disfrutamos de poner en común todo aquello que nos une... Esos momentos de compartir risas, secretos y juegos con tu mejor amiga, el magistral instante en que te tiras de bomba a la piscina y, para reponer fuerzas, te diriges a la mesa del jardín donde reposa un buen trozo de tu pizza favorita que puede olerse desde el trampolín...

Sí, eso es vivir "a lo PIPI"... ¡Qué maravilla! y esto es sólo una pequeña muestra de lo que habita en la mente de una chiquilla. Tenlo presente, en la próxima ocasión en la que una situación se te haga cuesta arriba, recuerda que siempre puedes crear tu propia cima, "a lo PIPI", creando tu oásis mental de PIzza y PIscina... ¡Gracias sobrina!