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Actualizado: 14 may 2022 / 04:00 h.
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  • Adoctrinar en nombre de Dios y la democracia

Ya estuvo bien cuando me metieron en el cuerpo el sentimiento de culpa propio de la religión católica. Ya estuvo bien cuando yo mismo me creí que lo del pueblo liberador estilo Marx y Lenin era cierto. Ya estuvo bien cuando me he tragado cientos de películas donde los judíos eran los buenos por sistema, los nazis unos malvados y unos idiotas, los yanquis los liberadores de todo, los pistoleros rubios y con los ojos azules del oeste los guay del Paraguay, los indios simples cuerpos que servían para derribarlos a tiros y los mexicanos los cobardes, tontos o los graciosos de la película. Los rusos antes eran malos por comunistas y ahora porque todos son de la mafia. Y ya está bien de hacerme creer que los medios son independientes y objetivos cuando numerosas tesis, artículos científicos y libros rigurosos demuestran lo contrario. Ya está bien, narices, he debido reeducarme, aunque donde candela hubo algún rescoldo quedó: la tabla rasa que, según Aristóteles, es el cerebro que resulta modelado por la vida, se queda para siempre con alguna astilla y con varias puntillas clavadas y aun así hay que tirar adelante con ellas.

La COPE vibraba de alegría porque Finlandia y Suecia van a entrar en la OTAN, es decir, estaba contenta la emisora de la paz y la otra mejilla porque aumentan las posibilidades de una guerra mundial que la puede privar de su negocio mediático y a la Iglesia del suyo, el que ha levantado con el lavado de cerebro que intentó hacerme y con una materia prima gratis: Dios. Que yo respete profundamente a la religión como necesidad humana, no quita para que critique a sus impulsores que son más papistas que el Papa y que otras autoridades eclesiásticas. Está un presidente católico como Biden estimulando el aborto y ellos, los medios católico-capitalistas, aluden al tema con la boca chica y luego miran para otra parte, para Rusia, oh, Rusia, el gran Satán al que hay que rodear de agua bendita en forma de armas nucleares para que el demonio se esté quieto en su infierno. Saben que el demonio no es Rusia pero la verdad va por un lado y el negocio por otro.

Ahora Rusia rodeará de armas nucleares sus fronteras y colocará submarinos con misiles atómicos cerca de Finlandia y Suecia, qué estupendo, ¿verdad? Aplaudamos eso. León Felipe fue duro con la Iglesia. Cuando apoyó a Franco escribió: “Un día bendecirá el Papa la bomba atómica y se la pondrá en la mano al Niño Jesús en lugar de la esfera y la Cruz... con esta leyenda: “Ojo... ¡el que se mueva!... Viva Cristo Rey”. León Felipe era muy respetuoso con la religión, a pesar de sus tendencias anarquistas escribió enormes poemas de alabanza a Dios: “Sabemos que no hay tierra/ ni estrellas prometidas./ Lo sabemos, Señor, lo sabemos,/ y seguimos contigo trabajando”.

El poeta de Tábara no quiso hacer más hincapié en que la esfera y la cruz significan una alianza con el dinero y un deseo de implantar esa ideología a nivel mundial: la esfera es la Tierra que debería ser guiada por el dinero, aliado con la religión, y por la guerra en nombre de Dios. Con una mano se sostenía esa esfera rematada por la cruz, así se representaba a los reyes, a Fernando III, a Carlos I. Y en la otra mano llevaban la espada porque el que no entrara por el aro sería víctima de ella. Ese totalitarismo empieza a desmoronarse, Rusia y China le plantan cara; en América Latina se les suben a las barbas al Tío Sam, Qatar y Arabia Saudí desafían al capitalismo clásico, Irán prepara su defensa nuclear e informática. India también. A nivel cotidiano, el principio ortodoxo y totalitario de autoridad paterno se encuentra en honda crisis.

El mundo está cambiando una vez más, de nada van a servir ya los adoctrinamientos de los medios. La Warner, a través de la cadena TCM, me proyecta películas como Promesas del Este, una propaganda a favor de Ucrania y una nueva muestra de un delito de odio contra los rusos. La cadena de cine Sundance TV, propiedad también de otra multinacional, AMC, vinculada a Amazon a través de la Metro Goldwyn Mayer, adoctrina con el filme Donbass, otro intento de modelar las mentes en el mismo sentido. Si todo esto estalla algún día, ya no podremos pedirle explicaciones a estos incendiarios que lanzan más gasolina al fuego usando a Dios y a la democracia como tapadera de sus intereses.

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