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Errores podemos cometer todos, claro que sí. Lo malo no es errar, sino una vez que te saquen del error mantenerse en él negándose a reconocerlo. Es lo que le ha pasado a Irene Montero, que un un alarde de modernismo lingüístico se ha inventado la famosa frase de «portavoces y portavozas».

Repito, la estupidez no consiste en decir algo mal, sino en mantenerlo. Lejos de darle una colleja lingüística a la señora Montero, los miembros y miembras de su partido, Podemos, y algunas voces de PSOE han salido a defenderla con el endeble argumento que «se avanza en igualdad». No, miren ustedes, en igualdad se avanza y se debe de avanzar día a día, pero esto es una nueva muestra de catetismo políticamente correcto. Hoy en día los discursos aburren, con tanto Señoras y Señores, Personas y Personos y Anas y Anos.

La estupidez se está instalando en nuestra vida que da miedo. Estamos todos de acuerdo en suprimir del diccionario acepciones denigrantes para una palabra en femenino que su equivalente masculino no posee, como Zorro y Zorra. Pero inventarse palabros inexistentes y darles categoría oficial no es un síntoma de avance, sino de retroceso.

Bien harían sus señorías en reconocer que no podemos justificar esta sarta de idioteces en el nombre de la igualdad de género. Sería mucho mejor pasar de lo políticamente correcto a lo lingüísticamente correcto. Porque hacer la canela es el proceso de fabricar una especia. Bien distinto a hacer el canelo, que es lo que están haciendo todos ustedes. ~

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