Image
Actualizado: 05 ago 2019 / 09:22 h.
Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
  • La cantaora Pastora Pavón, la «Niña de los Peines». / El Correo
    La cantaora Pastora Pavón, la «Niña de los Peines». / El Correo

Ojalá el movimiento feminijondo sea capaz de ocuparse de un hecho importante, que hace cincuenta años, medio siglo, un gran cantaor, Antonio Mairena, en ese momento una de las grandes figuras del cante, editó un elepé, Honores a la Niña de los Peines, para reconocer la grandeza y la obra de una cantaora, la gran Pastora Pavón. Con esa obra discográfica el cantaor de Mairena del Alcor no reconocía solo el arte y la dimensión de Pastora como cantaora, sino lo creado por una mujer que el feminismo flamenco ha elegido como símbolo de una artista que tuvo que luchar en un mundo de hombres, aunque el flamenco nunca fue un mundo de hombres, sino de mujeres y hombres, desde sus mismos inicios, cuando María Borrico y Silverio competían en los escenarios y las fiestas y a ambos se les reconocía como creadores de estilos. Lo que Pastora hizo con Chacón, grabar parte de su repertorio, en 1929, para reconocer su magisterio, hizo Mairena con Pastora. Fue la primera vez, si no estoy en un error, que un cantaor grababa todo un disco para reivindicar la obra de una cantaora, es decir, de una mujer. Y es que Antonio Mairena fue siempre un enamorado del arte de la cantaora de San Román, con la que tenía parentesco familiar. Su padre, Rafael Cruz Vargas, se apellidaba igual que la madre de la artista. Eran solo primos lejanos, pero Mairena vio siempre en ella el mejor espejo para mirarse como cantaor. De hecho, si cogen un disco de Mairena y lo aceleran de revoluciones, sale Pastora. Sin embargo no siempre hubo una buena relación entre los dos grandes artistas, tuvieron sus roces y momentos desagradables con motivo de dos asuntos: la grabación de una antología del cante gitano y la dichosa Llave del Cante. Pero hoy no es momento de entrar en esas polémicas, sino de destacar que hace medio siglo un cantaor de Mairena del Alcor sacaba a la luz una obra discográfica para reconocer el magisterio de una cantaora y, de paso, el trabajo de todas las cantaoras de la historia hasta ese momento.