El uso de la bicicleta se dispara en Sevilla al mismo tiempo que los ladrones hacen su agosto robándolas a cuatro manos. Por eso ha llegado el momento de poner en marcha iniciativas para que los usuarios de bicis y triciclos dispongan de aparcamientos vigilados para sus máquinas como los que existen para los coches.
Aunque el Ayuntamiento de Sevilla, a través del Consejo de la Gerencia de Urbanismo, ha aprobado las bases de la primera convocatoria municipal para la instalación de bicicleteros en edificios residenciales, centros de trabajo o espacios deportivos o educativos de afluencia pública. Se distribuirán 1.625 bicicleteros con una inversión pública de 130.000 euros.
Pienso que lo más acertado es garantizar la seguridad de las bicicletas con varias medidas: promoviendo en los aparcamientos públicos ya existentes la reserva de un espacio para bicicletas con tarifas adaptadas, creando aparcamientos públicos vigilados específicos para las dos ruedas como los que ya existen en muchas ciudades europeas y favoreciendo la entrada con la bici en centros comerciales y edificios públicos.
Hace tiempo se planteó la videovigilancia de las estaciones de Sevici para evitar el vandalismo o al menos poder identificar a los autores de los robos y daños a las bicicletas de uso público compartido, pero que se sepa no se llegó a instalar ni una sola cámara.
Si los sustracciones de bicicletas se producen en garajes comunitarios y en bicicleteros instalados en patios y zonas comunes de urbanizaciones y comunidades de propietarios sin videovigilancia, es posible que los nuevos bicicleteros no sirvan para atajar la plaga de robos. La Oficina de la Bici debe contemplar la llegada a Sevilla de servicios de bicicletas compartidas a través de apps que se pueden dejar y coger en cualquier sitio, como ya ocurre con las motos eléctricas de Moving, que han revolucionado el mercado en Asia y Norteamérica. La movilidad inteligente no ha hecho más que empezar.